Broch, Hermann (1886-1951).
Escritor austriaco, nacido en Viena en 1886 y muerto en New Haven (Connecticut) en 1951. Tras concluir sus estudios de Ingeniería textil, Broch dirigió de 1908 a 1927 la empresa de su padre, fabricante textil de origen judío. Trabó amistad con F. Blei, quien le introdujo en los ambientes literarios de la Viena de la I Guerra Mundial. Allí se hizo amigo de Robert Musil, F. Werfel y K. Kraus, por quien llegó a sentir verdadera admiración. A partir de 1927 se dedicó por completo a la literatura y fijó su residencia alternativamente en Viena y en el Tirol. Tras la ocupación de Austria por las tropas alemanas, fue arrestado en 1938 por motivos políticos y liberado poco después con la condición de que se dirigiera a Viena. En el último momento Broch consiguió huir y emigró desde Inglaterra a los Estados Unidos, donde vivió modestamente gracias a la concesión de algunas becas.
Para Broch, la literatura estaba necesariamente asociada a la filosofía. Toda su obra gira en torno al problema del ocaso del mundo: la época moderna había traído consigo no sólo la pérdida de los valores tradicionales, sino también una disolución, una división conceptual y espiritual en los diferentes campos de las artes y de las ciencias, de la política y de la religión.
Su primera gran obra en prosa, la trilogía Die Schlafwandler (Los sonámbulos, 1931/32), analiza el desarrollo histórico desde los años fundacionales hasta finales de la I Guerra Mundial como una época de decadencia, de destrucción. Los tres protagonistas, el prusiano Pasenow, el renano Esch y el alsaciano Huguenau, representan los diferentes estadios de la decadencia moral de la sociedad burguesa.
Su obra más importante de sus últimos años es, sin duda Der Tod des Vergil (La muerte de Virgilio, 1945), obra que le trajo el reconocimiento de la crítica internacional. En ella Broch plantea el tema de la responsabilidad moral del arte en situaciones políticas de totalitarismo. Las experiencias políticas de su época se recogen también en las obras posteriores de Brod: Die Schuldlosen (Los inocentes, 1950), en la que los protagonistas resultan ser culpables precisamente por su indiferencia ante los acontecimientos políticos de su momento, y Die Verzauberung (El encantamiento, 1953), en la que un charlatán y falso profeta consigue crear en un pueblo de montaña una especie de locura colectiva que acabará en una masacre de carácter ritual.
