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HistoriaPolíticaBiografía

Zeng Guofan (1811-1872).

Estadista, militar e intelectual chino, nacido en Xiang-xiang (provincia de Hunan) el 26 de noviembre de 1811 y fallecido en Nankín el 12 de marzo de 1872, luchó contra los rebeldes Taiping (véase Rebelión Taiping), siendo uno de los principales artífices de su derrota, y una de las figuras en las que apoyó la restauración del poder imperial manchú en la década de 1860, destacando por su valía y formación, en la línea de los intelectuales confucianos clásicos.

Procedente de una familia humilde aunque cultivada, Zeng Guofang cursó la carrera de funcionario, que terminó en su más alto grado en el año 1838, y desempeñó diversos cargos en la administración imperial, desde los que ya mostró un talante crítico con la política imperial y la falta de moralidad. Fue entonces, a principios de la década de 1850, con China sumida en el caos más absoluto debido a la rebelión Taiping, cuando Zeng hizo su aparición en la Historia. Tras haber tomado un retiro de tres años a causa de la muerte de su madre, tuvo que regresar al servicio para defender la provincia de Hunan de los ataques rebeldes, asumió el mando de un ejército formado y entrenado por él mismo, denominado Ejército del (río) Xiang (Xiang jun o Hsiang chun, también conocidos como los Valientes de Hunan). Sin contar con la ayuda del Gobierno central, Zeng logró rechazar a los rebeldes y contraatacar con éxito, e incluso construyó una flotilla de vapores para controlar el río Yangtzé. Paulatinamente, sus tropas se convirtieron en la fuerza armada más decisiva del teatro de operaciones chino, y comenzaron a disponer de apoyo financiero y del respaldo de gran parte de la clase dirigente; uno de sus discípulos, Li Hongzhang (1823-1901), imitó su ejemplo y formó a su vez el Ejército de Huai, que pronto obtuvo similares éxitos en el campo de batalla. El esfuerzo combinado de ambos generales, unido a la intervención extranjera, resultó decisivo para decantar la victoria final del lado del bando imperial, del que Zeng fue su máximo responsable desde su cargo de Comisario Imperial (1860).

La contribución de Zeng a la restauración del Imperio no se terminó con el final de la rebelión Taiping (1864); en los siguientes años, este general participó en las campañas contra las rebeliones de los Nien (1865-66) y de los musulmanes de Hunnan y Guizou, y una vez pacificado el Imperio, siguió prestando sus servicios al emperador desde una posición de considerable fuerza, ya que el Imperio siguió dependiendo de un ejército que sólo mostraba lealtad incondicional hacia sus jefes. No en vano, y en la medida que también controlaban buena parte de la administración y ejercían de interlocutores con las potencias occidentales, Zeng era de hecho, junto a otros pocos generales como Li Hongzhang o Zuo Zontang, el auténtico pilar del régimen. Bajo su impulso, China emprendió una política de reforzamiento militar, dentro de un contexto de modernización del país que pretendía situarlo en una condición de igualdad respecto a las potencias occidentales. En este sentido, Zeng fue el artífice de la construcción de un arsenal en Anqing (1861), el primero de una serie de establecimientos fabriles destinados a proveer al ejército de armas y municiones sin necesidad de recurrir a los extranjeros, así como del astillero de Jiangnan (1865), de donde en 1868 salió la primera cañonera moderna china.

Sin embargo, las actuaciones de Zeng no se limitaron al terreno militar: en todo ese tiempo participó en las tareas de Gobierno como miembro de la Gran Secretaría, y aprovechando su experiencia administrativa y su elevada formación técnica, concibió proyectos de reconstrucción material, como el encauzamiento del río Huang He, y de reforma del sistema monetario, medidas que sin embargo no fueron llevadas a cabo en su mayoría. En su condición de intelectual, Zeng fue además un ferviente partidario de la restauración del neoconfucianismo como ideología oficial del Estado, en la convicción que éste era el instrumento idóneo para lograr tanto la regeneración espiritual como material del Imperio Manchú (véase Filosofía oriental). Aunque con frecuencia se le ha considerado el prototipo de “Señor de la Guerra”, en cuanto ejerció un poder casi independiente del Gobierno central sostenido en el liderazgo sobre el ejército, Zeng siempre actuó al parecer guiado por un recto sentido de lealtad hacia el Trono, y de hecho fue hasta su muerte (1872) el elemento político clave que mantuvo relativamente cohesionadas a las distintas fuerzas del Imperio: clanes cortesanos, jefes militares, burocracia, aristocracia.

Autor

  • MAH