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HistoriaBiografía

Villeneuve, Pierre-Charles-Jean-Baptiste-Silvestre de (1763-1806).

Almirante francés nacido en Valensoles (Alpes Inferiores) el 31 de diciembre de 1763 y muerto en Rennes el 22 de abril de 1806. Comandó la flota franco-española derrotada por la británica del almirante Nelson en la batalla de Trafalgar (1805).

Nació en el seno de una familia nobiliaria y a los quince años entró como guardiamarina en la marina real francesa. Al estallar la Revolución de 1789 (véase Revolución Francesa) decidió permanecer en Francia, a la espera de los acontecimientos. En 1793 fue nombrado capitán de navío y tres años después ascendió a contralmirante, encomendándosele una expedición que debía desembarcar en Irlanda en ayuda de los rebeldes católicos, pero que fue dispersada por los temporales sin haber alcanzado su destino.

Dirigió la retaguardia de la expedición naval de Napoleón Bonaparte a Egipto, que fue severamente derrotada por la flota del almirante inglés Nelson en la Batalla del Nilo (1 de agosto de 1798). De este desastre Villeneuve consiguió salvar apenas cuatro barcos (entre ellos su buque insignia, el Guillermo Tell), con los que alcanzó Malta.

En el otoño de 1804 fue nombrado vicealmirante de la flota de Toulon por orden de Napoleón. En marzo del año siguiente, Villeneuve puso rumbo a Cádiz, donde debían unírsele los navíos españoles al mando del general Carlos Federico de Gravina. Las órdenes que había recibido Villeneuve consistían en realizar una maniobra de diversión para atraer a la flota de Nelson hasta aguas de las Antillas, desde donde la armada franco-española regresaría velozmente a Europa para, en combinación con otras escuadras francesas y españolas, asegurar posiciones en el canal de la Mancha y permitir la invasión de Inglaterra que acariciaba Napoleón. Al parecer, Villeneuve tenía escasa confianza en el éxito de tan arriesgado plan, el cual, sin embargo, aceptó comandar.

Tras recalar en Cádiz, la flota combinada franco-española puso rumbo a las Indias Occidentales. En las Antillas, las fuerzas de Villeneuve y Gravina conquistaron el peñón fortificado del Diamante, en Martinica, y apresaron en aguas de la Antigua a un convoy inglés que portaba un cargamento de 38 millones de reales. A través de los pasajeros de dicho convoy y de los documentos incautados, Villeneuve supo que, en efecto, Nelson les había seguido hasta la Barbada, pero que, una vez allí, había decidido por sorpresa regresar a Europa, renunciando incluso a desembarcar a las tropas de refuerzo que llevaba a Martinica y Guadalupe. En junio, Villeneuve inició su retorno a Europa, pero quedó detenido en aguas de las Azores a causa de un temporal. Finalmente, tuvo que perder latitud, acercándose a las costas españolas.

Frente al cabo de Finisterre se encontró con la escuadra inglesa del almirante sir Robert Calder, con la que trabó combate en medio de una espesa niebla. Pese a la inferioridad de la armada británica, la batalla concluyó sin un claro vencedor. Villeneuve decidió entonces retirarse hacia el puerto de El Ferrol. Si en lugar de haber optado por la derrota de las Azores en su regreso de las Antillas Villeneuve hubiera escogido la ruta, mucho más favorable, que pasa a cien leguas al norte de las islas, hubiera podido arribar a El Ferrol antes de que la escuadra de Calder recibiera el refuerzo de la flota del almirante Stirling. Su fracaso en esta maniobra hizo perder a Villeneuve gran parte de su prestigio ante Napoleón y ante sus propias tropas.

Desde El Ferrol, Villeneuve puso rumbo a Cádiz, desobedeciendo la orden de dirigirse al canal de la Mancha, donde su escuadra debía reunirse con las de Rochefort y Brest para presentarse ante Boulogne con más de sesenta navíos y acometer la invasión de Inglaterra con garantías. Esta desobediencia de Villeneuve hizo fracasar el plan de Napoleón y fue la gota que colmó el vaso de su descrédito ante el emperador.

En Cádiz, a la flota francesa se sumaron algunas tropas y navíos españoles. Villeneuve recibió la orden de dirigirse, junto con la escuadra española de Cartagena, hacia Nápoles, donde debía desembarcar a un cuerpo de tropas y, después, atacar a un convoy británico que se dirigía a Malta y retornar a Toulon. Sin embargo, cuando se encontraba todavía en puerto, Villeneuve supo que había sido sustituido en el mando por el almirante Rosily, quien ya se encontraba en camino. Llevado por el orgullo y por la necesidad de restituir su prestigio, el almirante dio orden de zarpar, en un momento muy poco favorable y pese a las advertencias de los generales españoles. La escuadra franco-española partió sin una reserva organizada que, desde barlovento, pudiera acudir allí donde se la requiriese, como había recomendado el general Gravina.

El 21 de octubre de 1805, la flota combinada fue atacada por la inglesa de Nelson junto a Trafalgar. La alineación franco-española quedó rota en dos puntos por la incursión de las columnas de Nelson y Collingwood. Dieciséis navíos de la flota de Villeneuve se fueron a pique y hubo gran cantidad de bajas. Aunque el almirante dio muestras de arrojo, la incapacidad de la flota franco-británica para maniobrar imposibilitó cualquier acción frente a la aplastante superioridad británica. Villeneuve arrió en persona la bandera de su buque insignia, el Bucentaure, y fue hecho prisionero, llevado a Inglaterra y liberado al poco tiempo.

Tras su regreso a Francia en 1806, Villeneuve fue llamado a comparecer en París para responder de los graves cargos que se le imputaban en relación con sus acciones en El Ferrol y Trafalgar. Aunque deseaba defender su actuación, mientras se dirigía a la capital recibió una carta del duque de Decrès en la que le ordenaba que no compareciera ante el emperador. Para evitar la infamia, Villeneuve se quitó la vida el 22 de abril, en una habitación de hotel de la ciudad de Rennes.

VHL

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