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PolíticaDerechoBiografía

Trotski o Trotsky, León (1879-1940).

León Trotsky.

Revolucionario y político ruso de origen judío nacido el 7 de noviembre de 1879 en Bobrinetz (Ucrania) y muerto el 21 de agosto de 1940 en Coyoacán (México). Su verdadero nombre era Lev Davidovitch Bronstein. Fue ministro de Exteriores y de Defensa del primer gobierno bolchevique, y a la muerte de Lenin mantuvo una dura rivalidad con Stalin, liderando la oposición a su política en el seno del partido y desde el exilio.

Lev Davidovitch era el quinto hijo de David Leontievitch Bronstein, granjero libre convertido en rico propietario de Bobrinetz desde 1879, y de Anna, una joven perteneciente a la burguesía judía de Odessa. Sus nueve primeros años de vida transcurrieron en la finca paterna Yankovka. A los siete años, sus padres le enviaron a la escuela confesional privada de Gromokla, una colonia judeo-alemana situada a tres kilómetros de Yankovka. No pudo aprender el yiddish, necesario para la lectura de las Sagradas Escrituras, pero sí logró aprender el ruso. En el otoño de 1888 partió a Odessa con Moissei Filipovitch Spentzer, primo materno que profesaba avanzadas ideas liberales, con quien perfeccionó el ruso y comenzó a recibir una formación racionalista y eminentemente práctica. Estudió matemáticas, alemán y francés en la Realschule San Pablo de esta ciudad del Mar Negro, donde sus maestros pronto reconocieron sus dotes y aplicación. Pasó allí seis años, y en 1896 se trasladó a Nikolaiev para acabar sus estudios secundarios y preparar el examen de ingreso en la Universidad. Allí pasó a vivir con una familia de antecedentes socialistas, y a fines de otoño ingresó en un círculo populista radical animado por un jardinero de origen checo llamado Franz Chvigovsky, donde en todo momento hizo gala de un furibundo antimarxismo. Pasó sin problemas y con brillantez su examen de ingreso en la Universidad de Odessa en el verano de 1897, pero se enemistó con su padre y renunció a su asignación económica, por lo que se vio obligado a dar clases particulares para mantenerse.

Aunque se sentía muy atraído por las matemáticas, su estancia en Odessa resultó bastante breve, ya que se fue implicando con creciente intensidad en la lucha política clandestina bajo el seudónimo de Lvov. Fue el impulsor de la Unión Obrera de Rusia Meridional, organización socialdemócrata de Nikolaiev, que a fines de 1897 contaba con dos centenares de adheridos procedentes de las células naródniki (populistas) y marxistas creadas en las fábricas y muelles de la ciudad. Estas primeras organizaciones socialistas patrocinaban la publicación del periódico Naché Delo (Nuestra Causa), del que Bronstein era redactor principal. Por ese entonces se sentía muy interesado por la obra de Ferdinand Lassalle, fundador del primer movimiento de masas del socialismo alemán e hijo como él de una rica familia judía.

A finales de 1897, la policía zarista efectuó una amplia redada entre los miembros de la Unión Obrera, incluido Bronstein, que había intentado huir de Nikolaiev. De allí fue transferido a la prisión de Kherson, donde fue mantenido por varios meses en el más estricto aislamiento. Luego pasó a la penitenciaría de Odessa, en la que permaneció hasta fines de 1899, donde leyó las obras de Darwin, que reforzaron su ateísmo espontáneo, y escribió una obra sobre la historia materialista de la Francmasonería que extravió en uno de sus múltiples viajes. Poco después, Bronstein y tres de sus compañeros fueron condenados a deportación en Siberia por cuatro años. En la prisión de Moscú oyó hablar por primera vez de Lenin y de su obra El desarrollo del capitalismo en Rusia. También contrajo matrimonio en la primavera o verano de 1900 con Alexandra Sokolovskaia, antigua compañera del círculo de Chvigovsky en Nikolaiev, con quien tuvo un hijo al año siguiente. Los Bronstein recibieron la orden de residir en la localidad siberiana de Ust-Kut, donde Lev leyó El Capital de Marx, y luego en Verkholensk, en las estribaciones montañosas que dominan el lago Baikal. Allí recuperó el contacto con la política, y participó de forma activa en los debates organizados entre las diversas colonias de exiliados, que acabaron formando la Unión Socialdemócrata de Siberia, partidaria desde 1902 de la lucha revolucionaria sobre la reivindicación económica.

Los primeros años en Europa

Por aquel entonces, Bronstein ya había escrito varias críticas literarias y, tras haber recibido en el verano de 1902 un ejemplar de la obra de Lenin ¿Qué hacer? y una colección del periódico Iskra, finalizó bajo el seudónimo de Antid Oto un ensayo donde preconizaba la creación de un partido bajo premisas de estricta centralización y disciplina. Poco después huyó de Verkholensk con el nombre falso de uno de sus carceleros: Trotsky. Desde ese momento mantuvo la vida clandestina característica de un miembro del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), conectando con círculos socialistas en Poltava, Kiev y Samara antes de viajar a Viena, Zürich y Londres, donde llegó en octubre. Fue allí donde se encontró por primera vez con Lenin y con otros destacados emigrados, y pasó a residir en el distrito de Saint-Pancras, en una casa vecina a la de Martov y Vera Zasulich, también redactores de Iskra, con los que entabló una estrecha amistad.

Trotsky venía precedido de una cierta fama como articulista y polemista, y desde marzo de 1903 se puso a trabajar intensamente en la redacción del boletín oficial del partido socialdemócrata ruso, lo que suponía una virtual integración en la elite directiva de esta formación política, por entonces agitada por las crecientes divisiones que anidaban en su seno, especialmente entre Plejanov y Lenin. También realizó alguna gira de propaganda en las colonias rusas de Europa Occidental, especialmente en Francia, Suiza y Bélgica, donde su elocuencia y su pasión galvanizaron a los auditorios. En París conoció a su segunda mujer, Natalia Ivanovna Sedova, también emigrada política que estudiaba Arte en la Sorbona, y que se convertiría en su compañera durante el resto de su vida.

En el II Congreso del POSDR celebrado en Bruselas en julio de 1903, Trotsky se declaró vehementemente contrario a los deseos de autonomía mostrados por el Bund judío adscrito al partido, y preconizó la prioridad de la lucha revolucionaria sobre la sindical o reformista, pero criticó a Lenin su obsesión por querer transformar el partido en un círculo cerrado de conspiradores, y no en el partido representativo de la clase obrera. Se alineó entonces en el ala minoritaria (menchevique) del POSDR dirigida por Martov, que postulaba una estrecha vinculación de las actividades revolucionarias con el movimiento obrero. Cesó toda colaboración con el Comité Central y el Iskra controlados por Lenin, aunque luego retornó efímeramente a la redacción del periódico de la mano de Plejanov, hasta que fue obligado por éste a dimitir en abril de 1904 con la excusa de un ambiguo artículo sobre la guerra ruso-japonesa. La falta de apoyo de los mencheviques en este incidente selló la ruptura entre éstos y Trotsky, quien desapareció por algunos meses de la vida pública. En agosto publicó el panfleto Nuestras tareas políticas, donde criticaba la disciplina centralista preconizada por Lenin (al que acusaba de ser un dictador jacobino demagógico y moralmente repugnante), y su incapacidad para conciliar al partido con las tareas de la democracia socialista, que no debían ser impulsadas por una minoría, sino por un proletariado activo y consciente.

Situado en una posición incómoda entre sus antiguos amigos mencheviques y sus rivales bolcheviques, Trotsky dejó Ginebra en el verano de 1904 y se instaló en Múnich con su segunda mujer, al lado de A. L. Helfand, Parvus, economista ruso exiliado que se transformó en su más estrecho colaborador. En septiembre rompió formalmente con los mencheviques en una carta abierta enviada a Iskra. El catastrófico desarrollo de la guerra ruso-japonesa y del "Domingo Sangriento" de San Petersburgo el 23 de enero de 1905 abrieron perspectivas revolucionarias que Trotsky se mostró dispuesto a aprovechar. Preparó un plan de acción basado en la declaración de un movimiento huelguístico revolucionario liderado por el proletariado industrial, que superaría la previsible revolución burguesa y establecería un gobierno obrero de corte socialdemócrata. Escribió febrilmente varios estudios reunidos bajo el título genérico de Tras la insurrección de San Petersburgo, y en febrero de 1905 retornó clandestinamente a Rusia.

Después de esconderse varias semanas en Kiev con nombre supuesto, estableció contacto con el técnico e industrial Leonid Krassin, quien le envió a San Petersburgo. Al ser el primero de los dirigentes del POSDR que llegó al país, se encontró desempeñando un papel central en los preparativos de la insurrección a escala nacional. En su carta abierta al líder liberal Miliukov, propugnó el boicot al Parlamento (Duma) aceptado por el zar en agosto. Tras una corta estancia en Finlandia, la noticia del estallido de una huelga general le llevó precipitadamente de vuelta a San Petersburgo el 15 de octubre, donde recomendó la participación masiva de los bolcheviques en la primera asamblea de representantes obreros o Soviet, del que fue principal animador. Hablando indistintamente en nombre de los mencheviques o de los bolcheviques, Trotsky redactó la mayor parte de sus resoluciones y dirigió el diario Izvestia y más tarde Nachalo (La Partida), donde colaboraron los grandes nombres del socialismo europeo de la época.

La contrarrevolución tomó la iniciativa a partir de ese momento. El 3 de diciembre, Trotsky fue detenido junto con el Comité Ejecutivo del Soviet en pleno y encerrado sucesivamente en la prisión de Kresty y en la fortaleza de Pedro y Pablo, donde perfeccionó su francés y alemán, se familiarizó con la terminología política y económica, y escribió en colaboración una Historia del Soviet. También elaboró el ensayo Balances y perspectivas: las fuerzas motrices de la revolución, donde presentó de la forma más completa su teoría de la "revolución permanente": ante la debilidad histórica de la burguesía rusa, el proletariado debía superar el estadio burgués de desarrollo económico y político, y tomar la iniciativa de la revolución incluso antes de que los socialistas hubieran alcanzado el poder en Europa Occidental. La "permanencia" de la revolución se manifestaría en el hecho de que sería imposible encerrarla en los límites estrictos de un levantamiento burgués de alcance meramente nacional.

El juicio al Soviet de San Petersburgo, que tuvo lugar en junio-octubre de 1906, permitió a Trotsky reivindicar su actuación pública y justificar el empleo de la fuerza como arma de acción revolucionaria. El 2 de noviembre, los miembros del Soviet fueron declarados no culpables de insurrección, pero Trotsky y otros 14 dirigentes fueron condenados a la privación de derechos civiles y a la deportación perpetua en la colonia penitenciaria siberiana de Obdorsk, en el límite del Círculo Polar Ártico, hacia donde salieron el 5 de enero de 1907. Sin embargo, en febrero, Trotsky logró evadirse de la prisión de Berezov y se dirigió por la tundra en dirección sudoeste, hacia los montes Urales y San Petersburgo, para pasar luego a Helsinki, donde fue calurosamente recibido por Lenin y Martov, para trasladarse luego en condición de exiliado a Londres y Berlín.

El 3 de junio de 1907, el zar había restablecido el régimen autocrático, y la influencia del socialismo fue declinando. Para Trotsky, la etapa de 1907 a 1914 fue una etapa particularmente vacía de obra política, aunque abordó la preparación teórica de la siguiente revolución. Se mantuvo equidistante de las dos tendencias del POSDR, propugnó la "europeización" de las actividades del partido y condenó la deriva terrorista propuesta desde algunas instancias del mismo. Protegido en Berlín por Karl Kautsky, expuso las particularidades del socialismo ruso en la revista Neue Zeit y en el diario Vorwärts. Vivió en Viena con Sedova y sus dos hijos (Lev, nacido en 1906, y Sergio, nacido en Viena en 1908) hasta 1914, bajo el manto protector de Viktor Adler, Rudolf Hilferding, Karl Renner, Otto Bauer y otros destacados austromarxistas, trabajando como corresponsal de media docena de periódicos alemanes, belgas y rusos, como el Kievskaya Mysi. En octubre de 1908 tomó la dirección de la revista Pravda, que mantuvo hasta que surgió la publicación homónima dirigida por Stalin en San Petersburgo.

Trotsky ya había roto en el verano de 1910 con el Comité Central bolchevique. A inicios de 1912 denunció las maniobras de Lenin en la Conferencia de Praga que consumó la escisión entre ambas tendencias socialdemócratas y que creó de hecho el partido bolchevique. En octubre partió como corresponsal a la primera guerra balcánica (donde no dejó de fustigar el paneslavismo de Miliukov), y más tarde a la segunda etapa de esta conflagración regional.

La Primera Guerra Mundial

El estallido de la primera guerra mundial brindó a Trotsky la posibilidad de reemprender el trabajo revolucionario frustrado en 1905. Gracias a la ayuda de Viktor Adler logró escapar de la policía austrohúngara, y marchó con su familia a Zürich, donde publicó su panfleto Der Krieg und die Internationale (La guerra y la Internacional); en él atacaba a los socialdemócratas alemanes que limitaban su misión histórica progresista al combate contra la autocracia zarista, o que, todo lo más, propugnaban una paz sin vencedores ni vencidos que, en opinión del agitador ruso, preservaría el statu quo sociopolítico. Trotsky pensaba que sólo un levantamiento de los pueblos beligerantes podría alcanzar una paz democrática sin anexiones ni indemnizaciones, respetuosa con el derecho a la autodeterminación de los pueblos. Por estas manifestaciones fue condenado en contumacia a varios meses de prisión por un tribunal alemán. A fines de noviembre de 1914, dejó Suiza y se instaló en París cerca de Martov, con quien colaboró en la prensa del exilio, como Golos (La Voz) o Nache Slovo (Nuestra Palabra), y en La Vie Ouvrière, diario de los sindicatos hostiles a la guerra. Trotsky se opuso a la guerra, que juzgaba como lucha imperialista, al igual que Lenin. El 5 de septiembre de 1915 participó y redactó el manifiesto final de la Conferencia Internacional Socialista de Zimmerwald (Suiza), precursora de la Tercera Internacional. Su lucha contra el "oportunismo social-patriota" desplegado por muchos mencheviques partidarios de la guerra le hizo derivar imperceptiblemente a la órbita del bolcheviquismo.

El 15 de septiembre de 1916, la policía francesa clausuró Naché Slovo y ordenó a Trotsky abandonar inmediatamente el país, aunque una protesta de los diputados socialistas ante el presidente del Consejo Aristide Briand logró revocar temporalmente esta última decisión. Sin embargo, las presiones de la embajada zarista determinaron que el 30 de octubre, Trotsky fuera conducido sin más dilación a la frontera española. Tras una jornada de estancia en San Sebastián, pasó diez días en Madrid, hasta que el 9 de noviembre fue interceptado por la policía. Envió una irónica carta de protesta al ministro de la Gobernación Joaquín Ruiz Giménez y, tras una campaña en su favor de la prensa republicana y socialista, fue pasaportado a Cádiz a la espera del primer barco que le sacara del país. Tras seis semanas de espera, transbordó en Barcelona a un barco que le condujo a los Estados Unidos.

La Revolución Rusa

El 13 de enero de 1917, Trotsky llegó a Nueva York, donde la colonia de socialistas rusos le dispensó una calurosa acogida. Se instaló en un apartamento del Bronx, y trabajó como conferenciante y como periodista en la revista bolchevique Novyi Mir (Nuevo Mundo) dirigida por Nikolai Bujarin y Alexandra Kollontai. Dos meses después estallaba la revolución en Rusia, y el 28 de marzo Trotsky, su familia y otros emigrados embarcaron en el navío noruego Christianefjord con destino a Europa. Fue detenido en Halifax (Nueva Escocia) e internado por las autoridades inglesas en el campo para prisioneros alemanes de Amherot, pero las protestas procedentes de la Rusia revolucionaria le permitieron proseguir viaje el 29 de abril, desembarcar el 17 de mayo en Finlandia y ser acogido en loor de multitud en Petrogrado ese mismo día, exactamente un mes después de la llegada de Lenin.

A pesar de la inmensa popularidad de que gozaba por su actuación revolucionaria de 1905, los mencheviques y bolcheviques del Soviet de Petrogrado le recibieron con cierta desconfianza. Sin embargo, Lenin, que en ese momento estaba asumiendo los postulados trotskistas de la "revolución permanente", le ofreció participar en los organismos dirigentes del partido y en la redacción de Pravda. Trotsky aceptó esta convergencia táctica, aceptó la fusión de su organización Mezhrayonka con el partido bolchevique e inició en el Circo Moderno de la ciudad una febril campaña de mítines en compañía de Lunacharsky, transformándose en el más célebre y elocuente agitador del ala izquierda del Soviet de la capital. En junio de 1917 participó en el I Congreso Panruso de los Soviets, donde fue acusado con poco fundamento de actuar como agente alemán. Fue entonces cuando se hizo oficialmente bolchevique. El 3 y 4 de julio, los miembros del partido impulsaron una manifestación armada que degeneró en insurrección popular, y que el gobierno provisional aprovechó para desatar una amplia persecución sobre el partido leninista. Trotsky y Lunacharsky fueron arrestados el 23 de julio y transferidos a la prisión de Kresty, donde encontraron a muchos de los futuros protagonistas y dirigentes de la insurrección de octubre. Trotsky fue liberado sin cargos el 4 de septiembre, en la oleada de fervor revolucionario que siguió al fracaso del golpe de Estado de Kornilov. El día 9 se reintegró a las actividades del Soviet de Petrogrado, ahora más radicalizado que nunca, del que fue nombrado presidente el día 23, y donde lanzó los primeros llamamientos en favor de una segunda revolución, reclamando la dimisión de Kerensky y la transferencia del poder gubernamental al Congreso Panruso de los Soviets. A tiempo, el Comité Central del partido bolchevique reunido en el Instituto Smolny comenzó desde el día 15 a discutir sobre la oportunidad de una insurrección. Trotsky fue uno de los más ardientes defensores de la tesis leninista de una acción revolucionaria inmediata, siempre que ésta se realizara en nombre del Soviet de Petrogrado, y el 9 de octubre fue designado presidente del Comité Militar Revolucionario que debía ser el órgano supremo de la insurrección. La acción fue decidida por el partido bolchevique en una dramática reunión que se celebró al día siguiente, donde se designó un primer Bureau Político (Lenin, Zinoviev, Kamenev, Trotsky, Stalin, Sokolnikov y Bubnov) encargado de asumir la gestión práctica de la acción revolucionaria.

El Comité Militar Revolucionario quedó dividido en nueve secciones (defensa, abastecimientos, enlaces, información, milicias obreras, etc.) y designó comisarios en todos los destacamentos de la guarnición. Al tiempo, Trotsky reagrupó las distintas fuerzas revolucionarias, convocó el 21 de octubre una reunión general de los comités de los regimientos, colocó a los guardias rojos y a las organizaciones civiles en estado de alerta, elaboró el día 23 un plan detallado de acción y a la mañana siguiente publicó su famosa "Orden nº 1", que daba vía libre al movimiento subversivo.

La acción insurreccional fue ejecutada con éxito en la madrugada del 25 de octubre. Esa misma mañana, los bolcheviques habían logrado adueñarse de la capital sin apenas efusión de sangre. A mediodía, Trotsky dio cuenta de la situación al Soviet de Petrogrado, y por la tarde participó en el recién inaugurado II Congreso Panruso de los Soviets con una violentísima diatriba contra Martov y los mencheviques que se habían opuesto al proceso insurreccional triunfante.

Trotsky fue nombrado comisario de Asuntos Exteriores del primer Consejo de Comisarios del Pueblo controlado por los bolcheviques. También mantuvo sus funciones de jefe del Comité Revolucionario Militar para contrarrestar la respuesta militar de Kerensky, quien fue derrotado en Gatchina el 28 de octubre y en Pulkovo tres días después. Dentro del partido, participó en el Bureau del Comité Central compuesto además por Lenin, Stalin y Sverdlov.

El gran reto del nuevo gobierno revolucionario era cumplir su promesa de retirar a Rusia de la guerra europea, y esperar la que creía inevitable extensión del fermento revolucionario a escala mundial. Como encargado de la política exterior soviética, Trotsky hizo públicos los tratados secretos con los países aliados, y el 7 de noviembre comunicó a los embajadores europeos su decisión de iniciar los preliminares de la paz con Alemania, lo que generó una hostilidad precursora de la intervención militar internacional. El 14 de noviembre, el Alto Mando alemán aceptó iniciar las conversaciones para un armisticio, que comenzó a ser negociado el 9 de diciembre en la fortaleza de Brest-Litovsk. Trotsky llegó el día 27, cuando las fuerzas armadas rusas habían desaparecido virtualmente del frente, y tras un mes de negociaciones retornó a Petrogrado a informar al Comité Central del Partido, que contra la opinión de Lenin se mostró partidario de proseguir la guerra revolucionaria. Trotsky logró una solución de compromiso que fue aceptada días después por el III Congreso de los Soviets: la desmovilización total del Ejército y la continuación de las conversaciones de paz, pero volvió a Brest a mediados de enero para anunciar la retirada de las conversaciones, con la oculta esperanza (que los acontecimientos desmintieron poco después) de que los alemanes, presionados en el oeste y acuciados por una delicada situación interior, no tuvieran fuerzas para atacar. En el intervalo de estas duras negociaciones, tuvo tiempo de realizar el primer bosquejo de su Historia de la Revolución Rusa.

Cuando el 17 de febrero de 1918 los alemanes reiniciaron la ofensiva, Lenin y los partidarios de la paz reasumieron la iniciativa política, mientras que Trotsky, desacreditado por su conducta de las negociaciones de paz, se ponía a la cabeza del Comité revolucionario de defensa de Petrogrado, amenazada ahora por las tropas extranjeras. El día 23, Trotsky dio el voto decisivo en el Comité Central bolchevique para aceptar las condiciones del ultimátum alemán: desmovilización general, cesión de Letonia y Estonia y evacuación de Ucrania y Finlandia. Tras reconocer su equivocada gestión de las negociaciones de Brest-Litovsk, ofreció su dimisión como comisario de Asuntos Exteriores, pero el Comité Central le rogó que permaneciera en funciones hasta la firma de tratado de paz, que tuvo lugar el 3 de marzo.

Muy poco después, tras un tormentoso Congreso extraordinario del partido iniciado el 6 de marzo para debatir la paz con Alemania, Trotsky fue nombrado comisario de Guerra y presidente del Consejo Superior de Guerra, precisamente cuando la contrarrevolución "blanca" y la intervención internacional se habían puesto en marcha y amenazaban con ahogar al naciente estado socialista. En esa difícil situación, como lo atestiguó su agria polémica con Kautsky, fue uno de los más firmes partidarios de una defensa basada en el terror revolucionario: leyes de urgencia contra partisanos, reorganización de la Guardia Roja, intensificación de las actividades de la Tcheka, etc. También participó activamente en la creación de la Internacional Comunista y en la extensión de la propaganda revolucionaria en Oriente, aunque resistió a la propuesta de revolucionarismo a ultranza preconizada por Bujarin y Zinoviev.

Trotsky organizó prácticamente de la nada un Ejército Rojo nutrido de miembros del partido y de los Soviets, pero también de 30.000 antiguos oficiales zaristas, cuya dudosa lealtad quedó garantizada por la fiscalización de los comisarios políticos. Tampoco renunció a dirigir personalmente las operaciones desde su tren blindado, como sucedió en agosto de 1918 en el frente de Kazán contra la Legión Checa. A fines de septiembre, asegurada la zona del Volga, Trotsky retornó a Moscú y transformó el Consejo Superior de Guerra en Consejo Revolucionario de Guerra de la República, del que dependían los Consejos revolucionarios de guerra de cada frente de combate. Pasó el resto del otoño y el inicio del invierno en el frente sur, supervisando el mediocre trabajo militar de los partidarios de Stalin en Tsaritsin (luego Stalingrado y actualmente Volgogrado), mientras que en Moscú sus adversarios Stalin y Zinoviev intrigaban contra él ante Lenin.

Su política militar no gozaba del apoyo inequívoco del partido. Además, sus penosos esfuerzos por contener a Denikin en Ucrania contrastaban con las derrotas sucesivas de Kolchak en el Volga y de Yudenitch frente a Petrogrado, que elevaron el prestigio de Kamenev y Stalin y que justificaron una amplia remodelación del Consejo Superior de Guerra. Trotsky amenazó entonces con dimitir de todos sus cargos, aunque Lenin logró disuadirle en el último momento. A mediados de octubre partió hacia Petrogrado, en peligro inminente de caer en manos de Yudenitch, y logró una gran victoria que preludiaba el fin de la guerra un año más tarde.

Trotsky fue aclamado como artífice del éxito bolchevique en la guerra civil, y fue condecorado con la Orden de la Bandera Roja, pero no logró transformar al Ejército en una milicia moderna, democrática y socialista. El tramo final del conflicto trajo su ocaso político: se opuso en vano a la invasión de Polonia, pero aceptó la de Georgia, y se implicó con toda su energía en la catastrófica política económica del comunismo de guerra (concretamente en una campaña de militarización del trabajo en 1920 que con su férrea disciplina implicaba un control totalitario de la mano de obra), lo que levantó la fronda en los sindicatos reunidos en torno a la Oposición Obrera. Su protagonismo en la sangrienta represión de la insurrección de los marinos de Kronstadt en marzo de 1921 le enajenó el apoyo de los obreros y los soldados, y acabó por agotar su proyecto político-económico cuando Lenin presentó la Nueva Política Económica (NEP) al X Congreso del partido que se desarrollaba en esos momentos. Trotsky aceptó la nueva línea, aunque propugnó la necesidad de avanzar en la planificación económica reformando el Gosplan, y comenzó a exponer su teoría de la "acumulación socialista primitiva", que postulaba la formación intensiva del capital necesario para la industrialización mediante un incremento de los sacrificios económicos exigidos al proletariado por el nuevo orden socialista. En política exterior, aceptó una colaboración militar con los alemanes que luego sería sancionada en los acuerdos de Rapallo, y puso a punto con Lenin la teoría del "frente único por la base", que inauguró en el III Congreso de la Internacional Comunista (junio de 1921) una nueva táctica gradualista que no descartaba la alianza coyuntural con el socialismo reformista.

El 1 de abril de 1922, Trotsky rechazó categóricamente la propuesta que le hizo Lenin de ser nombrado vicepresidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, precisamente en el momento en que Stalin accedía al puesto clave de secretario general del Partido. El declive físico del líder supremo de la revolución acentuó el riesgo de escisión motivada por el viejo antagonismo que enfrentaba a sus dos posibles sucesores. Trotsky, que seguía siendo el personaje más popular de la Unión Soviética, sostuvo la postura de Lenin contra Stalin en puntos importantes, como el comercio exterior y la lucha contra la política nacionalista panrusa llevada en nombre de los bolcheviques en Georgia.

La sucesión de Lenin y la oposición a Stalin

A inicios de 1923 se constituyó en el Politburó una fracción liderada por hombres de la "Vieja Guardia" bolchevique como Stalin, Zinoviev y Kamenev, con el objetivo de aislar a Trotsky e impedirle obtener una mayoría que le permitiera asumir el puesto que la mala salud de Lenin dejaba virtualmente vacante. Las cada vez más acerbas críticas de Trotsky y de sus seguidores a la "degeneración burocrática" del partido y a la política económica marcada desde el Politburó provocaron una primera condena del Comité Central en octubre de 1923. Orquestada por Stalin, se inició entonces una campaña inmisericorde de acusaciones contra la oposición, que postulaba el desmantelamiento progresivo del partido único y la instauración de una auténtica democracia obrera.

Trotsky enfermó inoportunamente a fines de ese año, y en la XIII Conferencia del partido de 16 de enero de 1924 fue acusado in absentia de "desviación pequeñoburgesa". Cinco días después, cuando estaba en Tiflis para iniciar su restablecimiento, recibió la noticia de la muerte de Lenin, por lo que se vio imposibilitado de ejecutar su testamento, que le proponía como virtual sucesor.

En el XIII Congreso del partido bolchevique, celebrado a fines de mayo, hubo de defenderse una vez más de las acusaciones de desviacionismo. La polémica subió de tono cuando Trotsky escribió un prólogo a uno de los volúmenes de sus obras que recogía sus escritos del año 1917, titulado Las lecciones de octubre, donde recordaba las dudas del Comité Central en los momentos cruciales de la insurrección, y en especial el comportamiento de Zinoviev y Kamenev. Todo el aparato del partido y de la Internacional emprendió una feroz lucha contra el "trotskismo" y, un mes más tarde, el V Congreso de la Internacional Comunista remachó estas invectivas. Además de esta campaña de desprestigio, Trotsky fue perdiendo claramente posiciones políticas en el curso del año 1924: la dirección del Comisariado de la Guerra escapó progresivamente de sus manos a través de la vinculación de Stalin con el Cuerpo de comisarios políticos, hasta que el Comité Central le destituyó de su cargo ministerial el 15 de enero de 1925. En compensación, en mayo fue nombrado miembro del Consejo Superior de Economía Nacional, como encargado del comercio exterior, de la electrificación y de la dirección científica y técnica de la producción industrial.

Durante cerca de un año y medio hubo una pausa en las controversias políticas, dictada por el conflicto que en ese momento estaban librando Kamenev y Zinoviev con Stalin, que salió triunfante y reforzado en su poder en el XIV Congreso del partido, el último al que asistiría Trotsky. Desde el verano de 1926, la coordinación de esfuerzos de Trotsky con Kamenev y Zinoviev llevó a dieciocho meses de lucha encarnizada contra el naciente poder estalinista. A mediados de julio, la "oposición unificada" proclamó oficialmente su existencia y planteó las grandes líneas de su programa: rechazo de la tesis del "socialismo en un solo país", incremento de los salarios industriales y aceleración del ritmo de la industrialización. En respuesta, el Politburó expulsó a Zinoviev y amenazó con excluir del partido a todos los miembros de la oposición, bajo la acusación de "desviacionismo socialdemócrata".

El 8 de agosto de 1926, la Comisión Central de Control del partido emitió una nueva condena de Trotsky. Ante los rumores que hablaban de una posible intentona desestabilizadora urdida por la oposición conjunta, el 7 de noviembre de 1927 Stalin ordenó aplastar cualquier manifestación de disidencia con motivo del IX Aniversario de la Revolución, y acusó directamente a Trotsky de urdir un golpe de Estado. Una semana después, el Comité Central acusó oficialmente a Trotsky y a Zinoviev de haber inspirado una intentona insurreccional y los excluyó del Bureau Político del partido. La retractación pública de Kamenev y Zinoviev en el XV Congreso celebrado a fines de ese año dejó a Trotsky completa y definitivamente aislado. Tras ser expulsado del partido el 14 de noviembre de 1927, el 16 de enero de 1928 se ordenó su deportación a Asia Central, y el 25 de ese mes llegó con su familia a Alma-Ata (Kazakhstan) donde permaneció durante un año escribiendo Mi Vida, corrigiendo las pruebas de las Obras Completas de Marx y Engels y dirigiendo a distancia las labores de la oposición. Sin embargo, la detención y deportación en masa de miles de oposicionistas, junto con las disensiones que se fueron produciendo en el seno de esa disidencia, mermaron notablemente la influencia política de Trotsky, que cayó gravemente enfermo ese verano. Tras varios meses de virtual aislamiento, el 22 de enero de 1929, la familia dejó Alma Ata, y el 10 de febrero embarcó en Odessa con destino a Estambul. Comenzaba de ese modo su tercera y definitiva emigración.

El tercer exilio

Trotsky fue conducido al Consulado soviético de Estambul, y luego se instaló en Prinkipo, en la isla de los Príncipes del Mar de Mármara, donde permaneció cuatro años y medio. Allí finalizó Mi Vida y la Historia de la Revolución Rusa, y colaboró además muy activamente en el Boletín de la Oposición. Pero fracasó rotundamente en la organización de sus partidarios en el este y en el oeste, ya que muchos de ellos habían abjurado de sus "errores" y solicitado en la "declaración Rakovsky" la reincorporación en el partido comunista. El 14 de noviembre de 1932 se embarcó en Estambul y arribó el 23 a Copenhague después de haber llegado a Marsella y atravesado Francia a toda velocidad. Pronunció una conferencia sobre la Revolución Rusa en la Universidad y retornó a Prinkipo el 12 de diciembre después de haber hecho escala en París y Venecia.

Su hija Zina se suicidó el 5 de enero de 1933 en Berlín, cuando el nacionalsocialismo estaba a punto de alcanzar el poder. Trotsky había denunciado con energía el peligro nazi y demandado la unión del Partido Comunista Alemán (KPD) y la Socialdemocracia (SPD) en un frente antifascista. El fracaso de la política internacional dirigida desde Moscú le llevó a romper totalmente con la III Internacional, desacreditada por su errónea gestión del "caso alemán", y a preconizar la creación de una IV Internacional.

Abandonó Prinkipo el 17 de julio de 1933 a bordo del Bulgaria, y llegó a Marsella una semana después, cuando confirmó con alivio que el gobierno francés había revocado la orden de expulsión dictada en 1916. Insultado por la prensa de derecha y por el diario comunista oficial L'Humanité, Trotsky pasó a residir desde el 25 de julio en Saint-Palais, cerca de Royan, y luego en Barbizón tras una corta escala en Bagnères-de-Bigorre. El 17 de abril de 1934 hubo de dejar Barbizón, y durante catorce meses vivió sucesivamente en Chamonix, Domesne y en las cercanías de Grenoble en un aislamiento casi absoluto. En junio de 1935 dejó Francia y se encaminó a Noruega, donde escribió La revolución traicionada, una dura diatriba contra la burocratización del poder estalinista y su incompatibilidad con una verdadera democracia popular. A causa de las amenazas recibidas de Nasjonal Samling (el partido fascista local) y de las presiones diplomáticas ejercidas por el gobierno soviético, embarcado entonces en las grandes purgas de disidentes y deseoso de obtener la extradición de su mayor enemigo, Trotsky fue internado y hubo de abandonar el país nórdico el 19 de diciembre de 1936. A bordo del petrolero Ruth, llegó a Tampico (México) el 9 de enero de 1937. Una comisión presidida por el filósofo norteamericano John Dewey se formó para investigar los hechos revelados en los Procesos de Moscú y para defender a Trotsky, quien se instaló en la "Casa Azul" de Coyoacán, propiedad del muralista Diego Rivera y de su esposa Frida Kahlo. El 16 de febrero de 1938, su hijo Lyova murió en París en extrañas circunstancias, que algunos achacaron a la acción de la GPU estalinista. El 3 de septiembre de 1938 tuvo lugar el I Congreso mundial de la IV Internacional en Perigny, cerca de París. Trotsky acogió en Coyoacán a intelectuales como André Breton, pero rompió con Diego Rivera cuando éste atacó al presidente mexicano Lázaro Cárdenas como "cómplice de los estalinistas" y apoyó al candidato de extrema derecha a la presidencia de la República. Fue obligado a abandonar la "Casa Azul", y en febrero de 1939 se instaló en un nuevo domicilio en la Avenida Viena, a las afueras de la ciudad, donde avanzó en la redacción de su biografía de Stalin.

En La URSS en guerra, obra escrita a mediados de septiembre de 1939, Trotsky condenó el pacto de no agresión germano-soviético, pero se siguió pronunciando por la defensa de la Unión Soviética y criticó también las tesis del antiguo trotskista italiano Bruno Rizzi sobre la burocratización del mundo.

El 27 de febrero de 1940, Trotsky hizo testamento. A las cuatro de la mañana del 26 de mayo, su casa fue tiroteada por cinco pistoleros a sueldo del pintor David Alfaro Siqueiros y del gobierno soviético, pero él y su familia lograron escapar al atentado. El 20 de agosto, el español Ramón Mercader, agente de la GPU bajo los nombres de Jackson o Jacques Mornand, asesinó a Trotsky con la ayuda de un piolet de montañismo. Tras una operación quirúrgica desesperada, falleció en la tarde del 21 de agosto. Su cuerpo fue incinerado y enterrado en el patio de la fortaleza de Coyoacán.

El movimiento trotskista fue muy castigado durante la Segunda Guerra Mundial, pues sufrió la doble persecución del fascismo y del estalinismo. Aunque en 1944 se celebró una primera conferencia de trotskistas europeos, no fue hasta 1948 cuando pudo celebrarse el II Congreso de la IV Internacional. Las sucesivas escisiones sufridas en los años cincuenta marcaron su declive como fuerza política a escala mundial, aunque a partir de los sucesos revolucionarios de mayo de 1968 se pudo percibir su reaparición en el escenario político e ideológico de la extrema izquierda europea.

Bibliografía

Fuentes

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Autor

  • E. González Calleja