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PolíticaHistoriaBiografía

San Martín, José de (1778-1850).

Libertador de Argentina, Chile y Perú, nacido en Yapeyú (hoy San Martín, Argentina) el 25 de febrero de 1778 y murió en Boulogne el 17 de agosto de 1850. Entre las grandes personalidades que dieron realidad a la independencia de la América española destaca la de San Martín, por su especial desinterés, su fino instinto político y su generosidad. San Martín y Bolívar, que no llegaron a entenderse entre sí, forman la pareja de los grandes caudillos libertadores y por su obra, victorias, cualidades, trascendencia de su actuación, celebridad y hasta culto que se les tributa, ninguna figura de la época de la emancipación está a su altura.

(Véase Simón Bolívar).

José de San Martín era hijo de un oficial español destacado en el Río de la Plata en la provincia de Misiones, Juan de San Martín, que no pasó de capitán. Era natural de Cervatos de la Cueza (Palencia); su madre fue Gregoria Matorras, de Paredes de Nava (también en Palencia). Fue el hijo menor y sus hermanos varones fueron siempre oficiales del ejército español. En 1784 la familia pasó a España y San Martín estudió en Madrid, en el Real Seminario de Nobles, según se cree, aunque esta parte de su educación no es segura. A los once años sentó plaza en el ejército y después de tomar parte en diversas acciones de guerra en Melilla, Orán, el Rosellón, el combate naval de San Vicente en Portugal y la guerra de la Independencia peninsular (batallas de Bailén y Arjonilla en 1808), ascendió a teniente coronel graduado. En los 22 años que perteneció al ejército español participó en 31 acciones de guerra, siendo al final de esta etapa de su vida comandante en el regimiento de Dragones de Sagunto. Influido por el liberalismo y el espíritu de las logias masónicas, ya que como tantos otros pertenecía a la Lautaro de caballeros racionales, al conocer el estallido de la Revolución de Mayo en el Río de la Plata decidió incorporarse a la causa de la independencia de su tierra natal. El camino de regreso le llevó en un primer momento a Inglaterra, donde se inició en la logia Gran Reunión Americana de Francisco de Miranda, y en 1812 llegó a Buenos Aires, junto a Alvear y Zapiola.
(Véase Independencia de América -en voz Independencia- y Francisco de Miranda).

En forma autodidacta San Martín había adquirido amplia cultura y leído los autores enciclopedistas y liberales. El gobierno del Triunvirato le reconoció el grado de teniente coronel de caballería y le encomendó la organización del regimiento de granaderos a caballo. San Martín obtuvo frente a los realistas la victoria de San Lorenzo de Paraná (1813), gozando de gran fama sus dotes de mando con los granaderos montados y, después, al frente del ejército del Alto Perú, a cuyo frente estuvo como general por breve tiempo a comienzos de 1814, al renunciar Belgrano por los malos resultados que había obtenido a su mando. Al poco de llegar a Buenos Aires, San Martín y Alvear habían organizado la logia Lautaro, cuya influencia sería enorme en lo sucesivo, dedicada a luchar por la independencia americana y a implantar un régimen liberal. Posteriormente sería llevada a Chile y el Perú y sería por algunos años el verdadero gobierno secreto en los tres países, llegando a prestar su nombre a uno de los primeros buques de la recién nacida armada chilena. La logia organizó el motín que derribó al primer Triunvirato en 1812. En agosto de 1814 José de San Martín fue nombrado gobernador intendente de la provincia de Cuyo. Ante el fracaso de las expediciones al Alto Perú, se pensó en invadir el Perú, foco de la resistencia española, desde Chile, pero la derrota de los patriotas chilenos en Rancagua (1814) y el fin de la Patria Vieja obligaron a los independentistas a aplazar sus planes y atender primero a la emancipación de Chile. San Martín acogió en Cuyo a los fugitivos de Chile, se puso de acuerdo con otros generales que luchaban por la emancipación de América, y concretó con O'Higgins el plan para la liberación de Chile y el Perú mediante la organización del ejército de los Andes.
(Véase Bernardo O'Higgins).

En la rivalidad entre O'Higgins y Carrera, San Martín se inclinó decididamente por el primero y prescindió totalmente del segundo, lo que le permitiría en años posteriores gozar de fuerte influencia en la política chilena. El proyecto emancipador de San Martín fue aprobado por el mandatario argentino Posadas y luego por Pueyrredón, de modo que pudo contar con el apoyo político necesario para adelantar su proyecto. Antes de acometer la empresa, San Martín influyó para que el Congreso de Tucumán de 1816 proclamara la independencia de derecho del Río de la Plata y asimismo se inclinó a la adopción de la monarquía, tendencia entonces del partido unitario. El ejército franqueó los Andes al pie del Aconcagua, mientras otras divisiones cruzaban la cordillera por otros pasos. La dificultad de atravesarla con un ejército por los obstáculos naturales, ya que los pasos no estaban guardados por los realistas, han hecho famosa esta travesía de los Andes y le han acreditado como jefe previsor y gran estratega. A continuación, San Martín derrotó a los realistas en Chacabuco y consiguió conquistar Santiago en 1817. Allí, a pesar de sus méritos, renunció al puesto de dictador supremo que le ofrecieron los chilenos, recayendo el nombramiento en O'Higgins. No por eso dejó de apoyar la causa de la independencia, que se afirmó resueltamente en la victoria de Maipú de 1818 en la que dirigió las operaciones militares, destacándose una vez más como un brillante y sólido estratega. San Martín acometió después la penetración en el Perú, para declarar su independencia y asestar un golpe definitivo al baluarte de la resistencia realista en América del Sur. Con el apoyo de O'Higgins preparó el ejército y previamente formó una escuadra, clave del éxito de la campaña, para lograr el dominio del mar, con el apoyo del corsario inglés Lord Cochrane. San Martín se negó a llevar su ejército al Río de la Plata en ayuda del gobierno, que atravesaba grandes dificultades, y con la seguridad de que la insurrección liberal de Riego en 1820 impediría la llegada de la expedición española destinada a sojuzgar el Río de la Plata, desembarcó en el virreinato peruano en septiembre de 1820. San Martín, a fin de evitar más derramamiento de sangre, quiso resolver la cuestión independentista por vía diplomática y sostuvo conversaciones con Pezuela y luego con La Serna, jefes de los realistas peruanos. Las negociaciones fracasaron, por lo que no hubo otra salida que continuar la guerra. San Martín entró en Lima el 9 de julio de 1821, y el 28 proclamó la independencia del Perú. Fue proclamado Protector, manteniendo así cierta ambigüedad sobre la forma de gobierno, ya que deseaba una monarquía para el país. Los refuerzos que envió San Martín a Sucre, que luchaba en el norte contra los realistas, le permitieron obtener la victoria de Pichincha en 1822, que dio la independencia al Ecuador.

El último foco de resistencia español estaba en el Alto Perú, y para vencerlo, San Martín se entrevistó con Bolívar en Guayaquil, donde se trató de la ayuda a la guerra, la cuestión del régimen político y la anexión de Guayaquil a Colombia. Al parecer no hubo avenencia por parte de Bolívar, por lo que San Martín se enfrentó a un verdadero dilema. Por una parte, su propósito en la entrevista había sido la terminación de la guerra de independencia; por otra, su interlocutor, inmerso en la lucha política, no estaba dispuesto al menos en apariencia a pasar al segundo plano en el que ya el propio San Martín se había colocado. A consecuencia de la falta de acuerdo dejó libre el terreno a Bolívar, dimitió de su cargo de protector ante el congreso peruano y se retiró embarcándose en Ancón rumbo a Valparaíso. De allí pasó a Santiago y a Mendoza observando los distintos acontecimientos y enfrentamientos que tenían lugar en el Perú, donde se criticaba con ferocidad su intervención militar y política. Los acontecimientos no daban mucho lugar al optimismo, ya que se preveía el derrocamiento de O'Higgins en Santiago y la situación miltar distaba de estar completamente controlada. En 1824 San Martín obtuvo finalmente pasaporte para viajar a Europa, donde había decidido retirarse al menos de manera temporal para marginarse de las luchas políticas intestinas que caracterizarían los primeros años de la vida republicana. Tras llegar al puerto francés de Le Havre pasó a Londres y después se trasladó a Bruselas, siendo constantemente requerido para participar en diversas campañas militares y políticas. El espíritu civilista y conciliador de San Martín, decidido a no ser motivo de disensión, se mostró con claridad en 1829, cuando no desembarcó del navío que lo había vuelto a traer a Buenos Aires, donde se había desplazado con el propósito exclusivo de vivir sus últimos años en un retiro privado. Tras considerar su posición decidió volver a Europa, tratando de evitar la división en el país causada por su regreso. En Europa José de San Martín pasó sus últimos años, y tras residir en París y Bruselas se estableció en 1834 en Boulogne, donde le sorprendería la muerte en 1850. Sus cenizas fueron repatriadas a Argentina en 1880.

Bibliografía

  • COLLIER, S. "Chile", en Leslie Bethell Ed., Historia de América Latina, Vol. 6, Barcelona, 1991

  • LUCENA SALMORAL, Manuel et al.: Historia de Iberoamérica. Historia Contemporánea, Madrid, 1988.

  • MAMONDE, C. José de San Martín, Madrid, Historia 16, 1987.

M. Lucena Giraldo.

Autor

  • Enciclonet