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Molina Garmendia, Enrique (1871-1964).

Pedagogo y filósofo chileno, nacido en La Serena el 4 de agosto de 1871 y fallecido en Concepción el 8 de marzo de 1964, que está considerado el más prestigioso pedagogo de su generación. Rector y presidente de la Universidad de Concepción durante casi cuarenta años (1919-1956) y ministro de Educación Pública en 1947, fue de los pocos chilenos en recibir honores en vida.

Enrique Molina era hijo de Telesforo Molina y Mercedes Garmendia, fallecida cuando el pequeño Enrique tenía 4 años. Su primera escuela fue la Pública de Niñas de La Serena; en 1887 se trasladó a Santiago para cursar Medicina, carrera que pronto cambió por la de Derecho, haciendo compatible ésta con los estudios en el recién inaugurado Instituto Pedagógico de cuya primera promoción de profesores de Historia y Geografía en 1892 Molina Garmendia formó parte.

Un año después se incorporó al cuerpo docente del Liceo de Chillán para una larga permanencia de diez años que le permitió trabar amistad con el prestigioso educador Alejandro Venegas Carús. Enrique Molina encontró tiempo para realizar un viaje de estudios por Francia y Alemania, en 1902 titularse de abogado -una profesión que nunca ejerció- y participar ese mismo año en el Congreso General de Educación donde se debatió el carácter humanista o técnico que debía imprimirse a la enseñanza del Liceo. Molina Garmendia era de la opinión de no exagerar el concepto utilitarista de la educación y, al contrario, fomentar la cultura intelectual.

En 1905 fue promovido al rectorado del Liceo de Hombres de Talca donde, también durante diez años, desarrolló una importante labor docente que combinó con numerosas actividades, como sus viajes de índole político-cultural a Alemania y Francia en 1911. Al año siguiente volvió a dejarse oír en el polémico Congreso de Educación Secundaria, donde de nuevo rechazó las acusaciones sobre la responsabilidad del liceo en la decadencia económica del país, vertidas por Francisco Encina en su libro Nuestra inferioridad económica, y defendió la importancia de las enseñanzas humanistas en armónica combinación con las científicas. Muchas de las ideas pedagógicas de Molina Garmendía fueron expresadas en obras publicadas en estos años: La Misión del Profesor y la Enseñanza (1907), La filosofía social de Lester Ward, La Ciencia y el tradicionalismo (1909), La cultura y la educación general (1912), la colección de ensayos Filosofía americana (París, 1913) y Educación contemporánea (1914).

En 1916, Enrique Molina fue nombrado rector del Liceo de Concepción, cargo que desempeñó hasta 1935 y donde continuó dando testimonio de sus inquietudes pedagógicas, tanto en foros científicos y distintos textos publicados (Las democracias americanas y sus deberes, 1917, etc.) como en su labor académica orientada a la extensión de los estudios secundarios a los universitarios. Por su iniciativa y bagaje intelectual y gracias a la ayuda de ilustres patrocinadores (municipios regionales, damas penquistas y las colonias españolas e italianas) fue posible hacer realidad la Universidad de Concepción en 1919, que en sólo un lustro cosechó gran prestigio y convocó un buen número de estudiantes. Para asegurar su solvencia económica y la libre adquisición de recursos se estableció una lotería que recibió muchas críticas por parte de instancias jurídicas.

Con el objetivo de conocer recientes innovaciones en el campo de la pedagogía y examinar la estructura universitaria norteamericana, Enrique Molina viajó a Estados Unidos en 1918; la obra De California a Harvard (estudio sobre las universidades norteamericanas y algunos problemas nuestros), publicada en 1921, es el resultado de sus reflexiones sobre el modelo estadounidense.

En 1927, Enrique Molina fue nombrado rector de la Universidad de Chile, donde intentó reformar los programas de enseñanza y su general funcionamiento, una labor que abandonó para marcharse unos meses al extranjero y dedicarse a la contratación de profesores y especialistas que integraran el cuerpo docente de su estimada Universidad de Concepción, a cuya comunidad educativa representó en el Congreso Universal de Universidades y en los Congresos Interamericanos de rectores, educadores y decanos celebrado en La Habana en enero de 1930. En 1941 fue designado miembro académico de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Chile.

Seis años más tarde, en 1947 Enrique Molina fue llamado por el entonces presidente Gabriel González Videla para encargarse del Ministerio de Educación Pública; sin embargo, el entusiasmo con que recibió tan elevada responsabilidad cedió pronto ante la escasez de recursos para hacer realidad sus proyectos de progreso y extensión educativa y por las críticas recibidas respecto al carácter individualista y ateo de su pensamiento, por todo ello abandonó el cargo en julio de 1948.

Continuó su indagación filosófica y no dejó de publicar ensayos sobre sus autores de referencia como Ortega y Gasset, Bergson, Nietzsche, o sus compatriotas Letelier, Barros Arana, etc., cuyas ideas el pedagogo chileno compartía o refutaba: Confesión filosófica y llamado de superación a la América hispana (1942), Recuerdos de Don Valentín Letelier (1943), La Filosofía de Bergson (1944), Nietzsche, dionisíaco y asceta. Su vida y su ideario (1944), De lo espiritual en la vida humana (1947) -su obra más original- y Tragedia y realización del espíritu. Del sentido de la muerte y del sentido de la vida (1952).

Otras obras de su autoría son: Por las dos Américas (1920), La revolución rusa y bolchevista (1935), Páginas de un diario (1940) y Peregrinaje de un universitario. Notas y reflexiones (1941).

Enrique Molina Garmendia recibió numerosas distinciones, honores y galardones tanto en Chile como en el resto del continente americano y Europa. En 1956 fue nombrado rector vitalicio de la Universidad de Concepción, se le erigió en 1959 un monumento esculpido por el artista Samuel Román y recibió el título de profesor honoris causa de la Universidad de Santiago. Tras su muerte llevan su nombre el campus de la Universidad de La Serena -su ciudad natal-, una beca de estudios y un liceo de Concepción.

Bibliografía

  • COLLIER, Simón y SATER, William F. Historia de Chile 1808-1994. Cambridge University Press, 1998.

  • FIGUEROA, Virgilio. Diccionario histórico, biográfico y bibliográfico de Chile. Nendeln, Kraus-Thompson Organization Limited, 1974, 5 vols.

  • JOBET, Julio César. Doctrina y praxis de los educadores representativos chilenos. Editorial Andrés Bello, Santiago, 1970.

MDGN

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