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HistoriaPolíticaBiografía

Lin Zexu (1785-1851).

Político, estadista e intelectual chino, nacido en 1785 y fallecido en 1851, fue uno de los máximos representantes de la corriente innovadora de la escuela confuciana en la primera mitad del siglo XIX, desempeñó diversos cargos públicos en la burocracia imperial, y jugó un papel clave al frente de la diplomacia de Pekín durante los acontecimientos que desembocaron en la Primera Guerra del Opio (1839-1842).

Lin Zexu cursó con éxito la carrera de funcionario hasta alcanzar el más alto grado del mandarinato, lo que le permitió acceder a cargos burocráticos de responsabilidad en los que pronto destacó por su competencia, como director general de las obras del río Huang He y gobernador provincial de Hunan y Hubei. Formado en los tradicionales preceptos del confucianismo, Lin mostró sin embargo un talante reformador en trabajos que incidían en la mejora de las obras hidráulicas, el sistema fiscal o la agricultura, así como una vocación científica que plasmó en estudios sobre geografía y técnica militar; de hecho, compiló una Crónica de los Cuatro Continentes en la que se basó Wei Yuan (1794-1856) para la realización del Atlas de los países allende los Mares (1842). Dicho talante le hizo ser de los primeros entre la élite intelectual confuciana que defendió la modernización de China como único camino para solucionar los males del Imperio y hacer frente a las crecientes injerencias de las potencias occidentales, pero también le ganó numerosos enemigos entre el sector conservador de la Corte, que veía en su ascenso político una amenaza para sus privilegios, pese a que en realidad, tanto Lin como sus seguidores, no pretendían una reforma profunda de las bases sobre las que se sostenía el Imperio manchú.

En la década de 1830, al agravarse el problema del contrabando de opio, Lin fue uno de los funcionarios que más ardientemente defendió la necesidad de restringir este tráfico para equilibrar las finanzas, evitar el colonialismo británico y combatir la adicción masiva de la población china. Esta postura intransigente acabó imponiéndose sobre aquellos que preconizaban una actitud contemporizadora, después de arduos debates llevados a cabo en la Corte del emperador Daoguang en los que el propio Lin desempeñó un papel decisivo. En 1839 fue enviado por el Gobierno chino a Cantón, el puerto a través del cual se desarrollaba el comercio de opio, en calidad de comisario imperial con plenos poderes para aplicar las nuevas leyes que castigaban rigurosamente el tráfico y consumo de esta sustancia. Decidido a actuar sin vacilación, Lin no dudó en confiscar las mercancías de los comerciantes ingleses, detener a los contrabandistas y dictar sanciones a las compañías infractoras. Bajo este contexto de total intransigencia, también mandó arrojar al mar todas las cajas de opio que previamente habían sido confiscadas y destruidas (junio de 1839), pero visto que ello no era suficiente, terminó por ordenar el cierre del puerto a todo barco extranjero, medida que definitivamente desató las iras británicas y condujo al desencadenamiento del conflicto armado.

La estrepitosa derrota china en esta guerra provocó, entre otras cosas, la caída de Lin Zexu, quien fue desterrado a los confines noroccidentales del Imperio (septiembre de 1840). A partir de entonces no volvió a desempeñar cargo alguno de importancia, pero sus ideas siguieron vigentes en Pekín y contribuyeron en gran medida a perfilar un amplio movimiento regenerador, conocido como reforzamiento o consolidación (ziqiang), ya en la segunda mitad del siglo XIX.

Autor

  • MAH