Gong, Príncipe (1833-1898).
Príncipe y gobernante chino, nacido en Pekín en 1833 y fallecido en 1898, dirigió el Gobierno de su país en calidad de gran consejero durante la minoría de edad de su sobrino, el futuro emperador Tongzhi (1861-1875), siendo uno de los artífices de la política de reforzamiento y modernización del Imperio (ziqiang) de esos años y el principal interlocutor ante las potencias occidentales.
Sexto hijo del emperador Daoguang (1821-1850), el príncipe I-hsin apenas desempeñó papel relevante alguno durante el reinado de su hermano Xianfeng (1850-1861), y sólo en los últimos años adquirió cierto prestigio al convertirse en uno de los líderes visibles del partido conciliador de la Corte, que abogaba por entablar una relación amistosa con las potencias occidentales. Al parecer, en un primera época Gong fue un acérrimo enemigo del elemento extranjero, pero cambió de opinión tras conocer de primera mano a los enviados británicos; por su parte, las potencias encontraron en él a uno de los pocos dirigentes chinos de talante abierto, predispuesto siempre a la negociación. Los turbulentos acontecimientos de 1858-1860, que motivaron la huida del emperador a Jehol y la firma de los humillantes tratados de Pekín (otoño de 1860), le brindaron la oportunidad de erigirse en el negociador chino ante las potencias occidentales, aprovechando sus magníficas relaciones con los diplomáticos extranjeros, y asumir un papel de peso en la escena política china. Junto a las emperatrices viudas Cixi y Cian, instigó un golpe de estado (octubre de 1861) que logró su objetivo de apartar del poder a la facción beligerante, formada principalmente por los antiguos consejeros de Xianfeng; este acontecimiento representó el triunfo definitivo de la línea política preconizada por Gong y sus seguidores, una línea destinada a dominar en Pekín durante las dos siguientes décadas y que podría resumirse en su frase: “[...] paz abierta con las naciones occidentales con el objetivo de ganar tiempo para restablecer el exhausto poder del Estado”.
Nombrado “Príncipe Consejero del Gobierno”, Gong pasó a ser el auténtico gobernante de China tras el golpe de 1861, especialmente en lo que se refiere a la política exterior. Ya en enero de ese mismo año había creado el zongli geguo shiwu yamen ('Oficina de Administración General de los Asuntos con otros Países'), más conocido por su forma abreviada Zongli Yamen, un organismo equivalente a un Ministerio de Asuntos Exteriores occidental del que fue presidente hasta 1884. El Zongli Yamen debía cumplir la misión de establecer una relación permanente y fluida con los diplomáticos extranjeros, sin la rigidez ceremonial de las audiencias en la Corte. Aunque de mentalidad tradicional, el Príncipe Gong fue un ferviente partidario de la modernización técnica de China, de modo que apoyó el programa de construcción de arsenales, factorías y astilleros, propuso la creación de una Oficina de Traducción y promovió la creación de escuelas para formar ingenieros. Como mano derecha en el Gobierno central, tuvo al capaz Wen Xiang (1818-1876), ministro de Obras Públicas y Funcionarios, mientras en el ámbito provincial se apoyó en el prestigio y fuerza de los generales Li Hongzhang (1832-1901) y Zeng Guofan (1811-1872) para mantener la autoridad imperial; además, su alianza estratégica con las emperatrices regentes le permitió también mantener cierto control sobre las facciones cortesanas, al menos hasta principios de la década de 1870.
En efecto, a partir de estas fechas contó con la oposición cada vez mayor de una parte de la Corte, la “camarilla pura” o qingliu, partidaria de endurecer la política exterior respecto a Occidente. La sucesión imperial, con el nombramiento de Guangxu (1875-1903), supuso en este sentido un triunfo de los intransigentes, que ahora contaban ya con el decidido apoyo de Cixi, y a partir de entonces la posición política de Gong fue deteriorándose hasta que la crisis de 1883-1884 con Francia motivó su caída, tras un auténtico golpe de estado instigado por la hábil emperatriz.
