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HistoriaPolíticaBiografía

Gálvez y Gallardo, Matías de (1717-1784).

Militar español, capitán general y gobernador de Guatemala y virrey de Nueva España, nacido en Macharaviaya (Málaga) en 1717 y muerto en México el 13 de noviembre de 1784.

Era el primogénito del matrimonio formado por Antonio de Gálvez y Ana Gallardo y Cabrera, ambos naturales de Macharaviaya, pequeña población de la comarca de la Axarquía (Málaga). Antonio era el hermano mayor de José de Gálvez, visitador de Nueva España y secretario de Indias durante el gobierno de Carlos III. El ascenso de este poderoso familiar en los círculos de decisión del monarca borbón impulsaron la carrera de Matías, que nació el 24 de julio de 1717. Fue bautizado en la iglesia de Macharaviaya por el cura Alonso Carrión, y fueron sus padrinos Mateo González y su esposa María del Pino. No hay noticias sobre su infancia. En 1745 se casó con María Josefa de Madrid, con la que le unían lazos familiares. Del matrimonio nacería Bernardo, militar y virrey, y posteriormente José, fallecido a los ocho años, cuyo nacimiento provocó la muerte de la madre. Casado en segundas nupcias con Ana de Zayas y Ramos el 21 de agosto de 1750, tuvo un tercer hijo que también murió cuando era niño.

Matías ingresó en el ejército, y ascendió de escalafón (por su disciplina y cualidades) desde cadete a capitán del Real Cuerpo de Artillería de las islas Canarias. Su primer nombramiento destacado fue el de gobernador de la fortaleza de Paso Alto (Tenerife), donde permaneció como teniente del Rey y segundo comandante militar desde 1775 a 1778. Después ascendió a inspector general de las Tropas y Milicias de Guatemala gracias a las recomendaciones de su hermano José. Su sombra también estuvo detrás del nombramiento siguiente de Matías como gobernador y capitán general de Guatemala, provincia que administró entre 1779 y 1783, período que coincide con el enfrentamiento bélico entre España e Inglaterra. Esta circunstancia explica las numerosos reformas militares emprendidas por Matías, como la creación de un ejército de más de catorce mil hombres, ya que la proximidad de la colonia inglesa de Belice era una amenaza para las fortificaciones y ciudades centroamericanas. Formó cuerpos de infantería y caballería en Chiquimula, Santa Ana, Tegucigalpa, Comayagua y otras ciudades.

La amenaza se hizo real cuando los ingleses atacaron y se apoderaron de los fuertes de San Fernando de Omoa, San Felipe del golfo Dulce y la Inmaculada Concepción del río San Juan. Gálvez pidió refuerzos a Cuba, Yucatán y México y, tras ponerse al frente de sus soldados y milicianos, expulsó a los ingleses de San Fernando de Omoa, en el litoral hondureño, el 28 de noviembre de 1779. También logró rescatar San Juan de Nicaragua, evitando que los ingleses alcanzasen la laguna de Granada y, desde allí, la Mar del Sur. Alentado por estos éxitos, Gálvez dirigió su pequeño ejército contra las fortalezas inglesas de la Criva, Ministrie, Siniboya, isla de Roatán y el fortín de la ciudad de Trujillo. Tras conquistarlos, los destruyó para liberar la costa hondureña de la presencia inglesa. Firmada la paz, se fijó un territorio entre los ríos Belice, Hondo y Nuevo para que los ingleses cortaran el palo de tinte, y en 1786 un nuevo acuerdo entre ambas coronas alejaron a los ingleses del territorio de los Mosquitos. Sus victorias y desvelos fueron recompensados por el monarca con el nombramiento de caballero pensionista de la Orden de Carlos III y el de comendador de Bolaños en la Orden de Calatrava.

Otra de las preocupaciones de Matías de Gálvez durante su gobierno fue la construcción de la Nueva Guatemala, ya que la capital había sufrido un gran terremoto en 1773 que causó numerosos desperfectos. Los trabajos fueron dirigidos por el arquitecto Díez Navarro desde 1777, sustituido por Antonio Bernasconi en 1783. Gálvez impulsó la construcción de la nueva catedral, la del palacio episcopal, una casa de moneda y diversas sedes para las órdenes mendicantes y hospitalarias. Sin embargo, faltaron algunas de las medidas sanitarias y de equipamiento innovadas en otras ciudades americanas, como el alumbrado o el situar el cementerio fuera de la traza urbana. Tampoco tuvo éxito el proyecto de nivelar el lago de Nicaragua con el océano Pacífico, del que era responsable el ingeniero Miguel Galisteo, quien concluyó que no se podía realizar debido a la altura del lago sobre el nivel del mar. Estos trabajos y las campañas militares se realizaron gracias a las aportaciones económicas enviadas por el virrey Martín de Mayorga desde México, cuyo sustituto iba a ser precisamente Gálvez.

El 28 de abril de 1783, Matías de Gálvez recibió el mando del virreinato en San Cristóbal de Ecatepec. El viaje desde Guatemala lo había realizado por caminos incómodos, sufriendo un ataque de gota en las últimas jornadas. A pesar de los dolores, entró el día 29 en la capital como virrey interino con un sueldo de treinta mil pesos anuales. El 14 de agosto de 1783, un real decreto de Carlos III le nombró virrey propietario de México, capitán general, presidente de la Real Audiencia y superintendente de la Real Hacienda. Su sueldo se duplicó, pues no se les descontó ninguna cantidad para que pudiese hacer frente a su gravoso traslado. Recibidas las reales cédulas en México, la ciudad se preparó para realizar la entrada solemne, que tuvo lugar la tarde del 8 de febrero de 1784. Se erigió un arco junto a la plaza de Santo Domingo para celebrar su llegada. El constructor fue Jerónimo Antonio Gil, tallador de la Real Casa de la Moneda, y el responsable del programa iconográfico, el científico Joaquín Velázquez de León. El arco contenía varias referencias a la familia Gálvez, que fue comparada con el linaje de los “Vespasianos”, y a las victorias bélicas del propio Gálvez.

Después de su entrada oficial, Matías permanecería en su cargo menos de nueve meses, tiempo escaso que apenas sirvió para impulsar algunos de los proyectos de sus antecesores en el cargo (Bucareli y Mayorga) o para continuar con los seculares proyectos, como el de desecación de la laguna de México. Gálvez impulsó la Academia de Bellas Artes de San Carlos, fundada por su antecesor, y favoreció la remodelación del palacio de Chapultepec, que era utilizado como residencia temporal de los virreyes. Otra contribución notable a la vida cultural fue el permiso otorgado a Manuel Valdés para reeditar La Gaceta de México, medio de difusión de la ideas ilustradas.

Durante su breve gobierno se dieron órdenes para el saneamiento de las calles, alumbrado y empedrado, buena conservación de las acequias y puentes, y mejora de los abastos. Además, se embelleció la plaza mayor, se terminaron las torres de la catedral y se impulsó la división de México en ocho cuarteles principales y treinta y dos menores, obra del oidor Ladrón de Guevara, que había aprobado su antecesor, Martín de Mayorga. Una de las medidas más polémicas fue la prohibición del juego de naipes, muy popular en el virreinato, por bando del 17 de julio de 1784, medida contradictoria, pues su hermano José había mandado levantar una fábrica de naipes en su pueblo natal, Macharaviaya.

Como militar de carrera, también impulsó las medidas defensivas de las costas y de la frontera norte del virreinato, inspeccionó la fábrica de pólvora de Chapultepec y alentó la creación de otra en Santa Fe. Por decreto del 2 de noviembre de 1783 suprimió la costumbre de reclutar jóvenes para el regimiento de Manila adelantándoles unas cantidades que más tarde perdían en juegos de cartas. Las deudas eran pagadas con su entrada en el ejército, sistema que erradicó de las “casas de banderas”. Otros proyectos, como el aumento de la tropa destacada en el noroeste del virreinato (Nuevo Reino de León y colonia del Nuevo Santander) para hacer frente a futuros ataques, quedaron en propuestas, ya que su desaparición impidió la realización de varios planes militares.

Matías de Gálvez falleció el 13 de noviembre de 1784. Semanas antes estaba imposibilitado para firmar los documentos, utilizando una estampilla con su firma, salvo para las cartas reservadas. Numerosas exequias se celebraron en todo el virreinato, destacando las realizadas en México y Guatemala. En la primera, se levantó un túmulo funerario, obra del pintor José de Alcívar; mientras en la segunda, el arquitecto Antonio Bernasconi fue el elegido para diseñar el túmulo. Bernardo Madrid, administrador general de las renta de Alcabalas y Barlovento, promovió los funerales. El aprecio real por sus trabajos quedó demostrado con la dispensa del juicio de residencia al que estaban obligados todos los virreyes en América.

Matías de Gálvez fue recordado por la rectitud y prudencia de su gestión. Los apoyos familiares no empañaron una vida al servicio de la Corona.

Bibliografía

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Salvador Bernabéu Albert
Escuela de Estudios Hispanoamericanos

Autor

  • 0304 Salvador Bernabéu Albert