Carlos Martel, Duque de Austrasia (689-741).

Duque de Austrasia, nacido en el año 689 y fallecido en el año 741. Era hijo ilegítimo de Pipino de Herstal, mayordomo del reino merovingio de Austrasia. El poder de Pipino II de Herstal llegó a ser tan poderoso, que a la muerte del rey merovingio, Teodorico III (690), fue él quien nombró a los siguientes sucesores: Clodoveo III(690-695), Childeberto III (695-711) y Dagoberto III (711-715).

Desde la muerte del rey Dagoberto, acaecida en el 638, la monarquía merovingia se mostró débil y manejada por la figura de diversos mayordomos de palacio en cada sector del reino (Neustria y Austrasia). Dichos señores eran los que ponían y deponían a los diversos reyes títeres. En el año 714 falleció Pipino II, lo que desató una lucha tremenda entre Neustria y Austrasia por hacerse con las riendas del poder. En un principio fue Neustria quien llevó la iniciativa, con la victoria, en el 716, sobre las tropas de Austrasia. Fue Carlos Martel el que lideró la respuesta de Austrasia contra el poderío neustrasiano. En el año 712, en la batalla de Vinchy, derrotó a las tropas de Neustria, acaparando todo el poder en sus manos. Se convirtió en el nuevo mayordomo de palacio y designó como rey títere a Clotario IV (718-719).

Carlos Martel, como todo jefe político con un poder poco consolidado, reforzó lo conquistado con una serie de expediciones sucesivas hacia los territorios adyacentes a su dominio, en este caso contra el este. A la par que iba conquistando terreno, realizó una ingente tarea de repoblación y sobre todo de cristianización, ayudado por los religiosos Willibrord y Bonifacio. Otro gran escollo que tuvo que vencer fue la sumisión del ducado de Aquitania, al suroeste de la actual Francia, ya que amenazaba el reino de Austrasia. En el año 719, venció al duque Eudes de Aquitania, pero éste logró huir, llevándose como rehén al rey Chilperico II (715-721). Carlos, tras unas largas negociaciones con el duque, logró la liberación del rey. Chilperico II, al morir Clotario IV, se convirtió en el único rey merovingio de Francia. En el año 721, moría Chilperico II, y era sucedido por Teodorico IV (721-737), que había sido encumbrado al trono por el propio Carlos Martel.

Carlos Martel, al igual que hiciera su padre Pipino, se rodeó de personal afecto a su persona, colocando en los puestos clave del gobierno a personas capacitadas. Para frenar las ansias expansionistas de la nobleza franca, siempre ávida de poder y de riqueza, les concedió oro, y sobre todo tierras, las cuales fueron expropiadas del inmenso patrimonio de la Iglesia. Esta medida le acarreó en el futuro una fama de expoliador del patrimonio eclesiástico.

A la muerte de Teodorico IV, Carlos Martel no nombró ningún rey, y actuó él como monarca de facto, aunque nunca se proclamó como tal. Antes de su muerte consolidó más su territorio. Por el norte se embarcó en guerras contra los alamanes, bávaros y frisios. Todas estas conquistas iban acompañadas de una labor de evangelización. La acción militar que más fama le deparó fue la llamada batalla de Poitiers de 733. El emirato hispano-musulmán se encontraba en pleno período de expansión territorial. En el año 719 habían conquistado Narbona, Nimes y Carcasona. El conde Eudes, en un primer momento los pudo frenar, pero no así en el 731. Ante el peligro inminente de una penetración musulmana en el corazón del reino merovingio, las fuerzas francas se unieron para hacer frente al emir Abd al-Rahmán al-Gafiqí. Ciertamente dicha victoria tuvo un eco enorme en la cristiandad occidental, potenciando aún más el prestigio de Martel, aunque realmente no fuera más que una escaramuza como otras tantas entre ambos ejércitos. Carlos Martel era el dueño absoluto del reinado merovingio, el conde Eudes tuvo que rendirle homenaje de fidelidad. Aquel también aumentó su papel de defensor de la cristiandad, congraciándose un tanto con la Iglesia por los anteriores atropellos a los que la sometió.

Carlos Martel es considerado como el fundador de la dinastía carolingia al asentar dentro del reino una línea de gobierno hereditaria. También se le considera como el fundador de la Francia unida y centralizada. Esto último hay que entenderlo dentro de los parámetros políticos de la época ya que, al morir, él mismo dividió sus posesiones entre sus dos hijos, por lo que su idea de construir una Francia unida no puede ser tomada en consideración. Su hijo Carlomán heredó Austrasia, Alamania y Turingia, mientras que su otro hijo, Pipino, heredó Neustria, Borgoña y Provenza. Fue Pipino quien a partir del año 747 se quedó solo en el poder. En el año 752, depuso al último rey merovingio, Childerico III(743-752), para coronarse rey de los francos e instaurar la dinastía carolingia.

Bibliografía

• MAIER, F.G. Las transformaciones del mundo mediterráneo. siglos III-VIII, Madrid,1994.

• ISLA FREZ, A: La Europa de los carolingios, Madrid,1993.

• BOUSSARD, J: La civilización carolingia, Madrid,1968.

C. Herráiz García.

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