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HistoriaPolíticaBiografía

Carlos III, Rey de los francos y Emperador de Alemania (839-888).

Rey de los francos y emperador de Alemania nacido en 839 y muerto en Neindingen el 13 de enero de 888. Conocido como Carlos el Gordo, reunió en sus manos los territorios que habían constituido el imperio de Carlomagno, pero el nuevo Imperio, constituido por una amalgama de territorios y magnates que compartían pocos intereses, demostró ser un espejismo. Carlos no supo hacer frente a sus principales enemigos, los normandos.

Tercer hijo de Luis el Germánico y de Emma, en 862 casó con Ricarda, hija del conde de Ercharger. Esta unión se encuadra dentro de la política matrimonial de Luis destinada a establecer vínculos con las principales familias de Sajonia y Turingia, las zonas menos sujetas al poder real. En 875 murió el emperador Luis II y Carlos el Calvo se apresuró a conseguir el favor papal para heredar la corona, pero Luis el Germánico envió a sus hijos contra él; Carlos el Gordo debió batirse en retirada, en tanto que Carlomán consiguió negociar con su tío. A la muerte de su padre en 876 heredó Suabia, Alsacia y Raetia, en tanto que su hermano Carlomán recibía Baviera, Bohemia y la región fronteriza con Moravia, y Luis el Joven heredaba Franconia, Turingia y Sajonia. Desde 879 gobernó Italia y en 880 se unió a sus primos Luis III y Carlomán y a su hermano, Luis el Joven, para luchar contra Bosón, que se había proclamado rey de Provenza y al que sitiaron en Vienne. Carlos abandonó la coalición para negociar su propia coronación imperial, pero al cabo ocupó las tierras italianas de Engelberga, suegra de Bosón, manteniendo cautiva a la propia Engelberga, ocupando Laussane y apropiándose de los bienes temporales del arzobispo de Besançon. En 881 Carlos ya había arrebatado de Bosón toda la región del Jura, lo cual, junto con las derrotas del proclamado rey de Provenza, contribuyó a su debilitamiento y a su desparición de la política.

Mientras que sus primos sitiaban a Bosón en Vienne, a principios de 880, Carlos el Gordo mantuvo una entrevista en Rávena con el papa Juan VIII; en ella se trató de los privilegios de Roma, cuyo reconocimiento por parte de Carlos sentó un precedente para posteriores coronaciones imperiales. En febrero de 881 Carlos fue jurado emperador en Roma y a finales de año el papa le recordó el deber del emperador de defender a la Iglesia de sus enemigos, en aquel caso, de los duques de Spoleto. Carlos no luchó porque los asuntos de Alemania reclamaron su atención. Las muertes consecutivas de su hermanos Carlomán (880) y Luis el Joven (882) le convirtieron en único rey de la Francia oriental. También en 882 murió su primo Luis III y dos años después el hermano de éste, Carlomán, ambos hijos de Luis el Tartamudo, de quien sólo quedaba un hijo vivo, Carlos, que más tarde sería llamado el Simple, incapacitado para gobernar por su extrema juventud. Los magnates de la Francia occidental ofrecieron entonces la corona a Carlos el Gordo y en 885 aceptó el trono; el juramento, en el que tomaron parte la aristocracia laica y eclesiástica, tuvo lugar en Gondreville, cerca de Ponthion.

De esta forma se concentraron en las manos de Carlos todos los territorios que habían integrado el imperio de Carlomagno. Pero el emperador no tenía la energía de su antepasado y la situación era mucho más crítica, porque durante los años precedentes los normandos habían redoblado los ataques sobre la Francia oriental y la occidental. Ya en la asamblea de Worms, en mayo de 882, el emperador había determinado que iba actuar con rigor y reunió un potente ejército, al mando del cual puso a los experimentados guerreros Arnulfo de Carintia y el conde Enrique de Turingia. Pero antes de entablar batalla en Elsloo, su valor falló y se avino a negociar con los invasores. A uno de los jefes normados, Godefrid, le entregó Frisia como feudo a condición de recibir bautismo; otro de los caudillos, Sigefrid, recibió dinero para que se retirara. No obstante, el comienzo del reinado en solitario de Carlos III se caracterizó por sucesivas victorias sobre los normandos que habían invadido Sajonia, así como otros éxitos en el mismo sentido, protagonizados por el arzobispo Liutberto de Maguncia y por el conde Enrique de Alemania. Hugo de Lorena, sin embargo, usó sus lazos familiares con los normandos (su hermana, Gisela, había casado con Godefrid), para reclamar el reino de Lotario II, de quien era hijo ilegítimo y protagonizó una rebelió que fue facilmente aplastada. Este éxito contrastó con la derrota frente a los normandos sufrida en Louvain.

En realidad, el emperador pareció haber perdido todo el interés en la guerra y en la asamblea reunida en Frankfurt en 885 todos sus esfuerzos se dirigieron a conseguir el reconocimiento de su hijo ilegítimo, Bernardo, como su sucesor. Carlos contó con el apoyo del papa Adriano III, que en 884 había sucedido a Juan VIII, pero su propia muerte, en julio de 885, privó al emperador de su principal aliado y la oposición de los magnates a reconocer los derechos de Bernardo creció, por lo que Carlos se vio obligado a abandonar el proyecto. Mientras tanto los normandos intensificaron sus ataques y pusieron sitio a París. En octubre de 886 el emperador acudió en persona a París, al frente de un ejército, pero en vez de lanzarse al ataque prefirió pactar una vez más. Sigefrid aceptó levantar el asedio a cambio de una suma de setecientas libras de plata, permiso para sus seguidores para pasar el invierno en Borgoña y libertad de navegar por el Sena; los habitantes de París no aceptaron esta cláusula y los daneses terminaron por levantar el sitio de París, pero para continuar atacando otras ciudades, en particular Sens.

Mientras tanto el emperador se sintió enfermo y regresó a Alsacia. A la muerte de Bosón de Provenza en 887, Carlos recibió a su viuda, Ermengarda, que quería que el emperador asumiese la protección de su joven hijo, Luis, a quien adoptó en junio, en reconocimiento por ser el nieto del emperador Luis II. La protección de Carlos el Gordo sobre Luis no se prolongó mucho, porque por aquella época surgió un movimiento nobiliario que terminó por destronarlo. Los magnates acusaron al emperador de debilidad e incapacidad y los continuos desatinos del canciller, Litward, obispo de Vercelli, no hicieron sino aumentar el descontento. Carlos reaccionó deponiendo al canciller, lo cual no apaciguó los ánimos. La enfermedad de Carlos faciclitó el surgimiento de una revuelta. Los rebeldes, que se reunieron en Tribur, depusieron formalmente a Carlos III, que se retiró a la abadía de Reichenau de Neindingen, donde murió poco después.

De su matrimonio con Ricarda no tuvo ningún hijo. Los anteriores vasallos de Carlos el Gordo eligieron como sucesor a Arnulfo de Carintia, hijo ilegítimo de Carlomán de Baviera, a quien creían el único capaz de hacer frente al peligro que amenazaba el Imperio.

Bibliografía

  • FICHTENAU, H. The Carolingian Empire. Toronto, 1978.

  • HALPHEN, L. Carlomagno y el Imperio Carolingio. Madrid, 1992.

  • ISLA FREZ, A. La Europa de los Carolingios. Madrid, Síntesis, 1993.

  • MCKITTERICK, R. The Frankish Kingdoms under the Carolingians. Londres, 1983.

  • PERROY. Le monde carolingien. París, 1974.

JMMT

Autor

  • Juan Miguel Moraleda Tejero