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PolíticaHistoriaBiografía

Blanqui, Louis August (1805-1881).

Pensador y dirigente socialista francés, nacido en Puget-Théniers (Alpes Marítimos) el 1 de febrero de 1805 y muerto en París el 1 de enero de 1881. Creador de una corriente de pensamiento social considerada precursora del socialismo científico de Karl Marx, Blanqui fue ante todo un teórico de la revolución y un líder insurreccional que protagonizó diversos levantamientos contra el régimen monárquico, convirtiéndose en una figura emblemática de las luchas sociales francesas.

Pertenecía a una familia de la burguesía acomodada. Su padre, Dominique Blanqui, era subprefecto de la pequeña ciudad de Puget-Théniers, junto a Niza; su hermano mayor, Jérôme Adolphe, llegaría a ser un célebre economista liberal. En 1818, Louis Auguste se trasladó a París para estudiar derecho y medicina. Durante sus años de estudiante entró en contacto con los grupos republicanos y socialistas que operaban en la universidad y, desde 1827, comenzó a destacar en las protestas estudiantiles contra la monarquía borbónica de Carlos X. Participó en las jornadas revolucionarias de 1830, que concluyeron con el derrocamiento del Borbón y, en principio, apoyó la subida al trono francés del liberal Luis Felipe de Orleáns. Sin embargo, pronto quedó decepcionado por la política de éste y volvió a implicarse en la lucha callejera y en las actividades de diversos grupos republicanos, que, dentro de la tradición insurreccional de los carbonarios, conspiraban contra el gobierno orleanista.

Durante esta época recibió una fuerte influencia del pensamiento de Filippo Buenarroti, quien, en 1796, había protagonizado un levantamiento contra el gobierno del Directorio. Estudió detenidamente el movimiento popular del periodo de la Revolución Francesa, llegando a la conclusión de que la lucha de clases constituía una fuerza motriz fundamental en la historia, en la que se enfrentaban los intereses de las clases desfavorecidas con los de sus agresoras, las clases dominantes, dueñas de la riqueza y el poder político. Asimismo, se convenció de la inmadurez del pueblo para hacer triunfar la revolución social y de la necesidad de que existiera una élite revolucionaria que dirigiera, a través de la agitación social y la conspiración política, los envites ciegos del pueblo en armas. Estas ideas le llevaron a crear agrupaciones más o menos secretas, como la Sociedad de Familias, la Sociedad de Amigos del Pueblo y la Sociedad de Estaciones. Su participación en diversas intentonas insurreccionales le condujo durante breves temporadas a la cárcel en 1831 y 1836.

El 12 mayo de 1839 la Sociedad de Estaciones protagonizó una insurrección frustrada: quinientos voluntarios armados atacaron el ayuntamiento de París, haciéndose fuertes en él. Pero, aislados del resto de la población, sin grupos de apoyo en el exterior, fueron derrotados tras dos días de encarnizada lucha. Blanqui consiguió escapar, pero pocos días después fue detenido. Se le condenó a muerte, pero esta pena fue finalmente conmutada por la de prisión perpetua. Enviado al penal de la isla de Mont-Saint-Michel, en la costa normanda, Blanqui padeció cuatro terribles años de aislamiento, al cabo de los cuales las autoridades carcelarias temieron seriamente por su vida. Fue amnistiado, pero su precaria salud le impidió salir del hospital de Tours hasta 1848.

Ese año regresó a París para unirse a la revolución contra el régimen de Luis Felipe. Las jornadas revolucionarias de 1848 marcaron profundamente la vida de Blanqui, quien, por vez primera, vio la posibilidad del triunfo de sus aspiraciones de cambio social. Una vez en París, fundó la Sociedad Republicana Central, que presionó al gobierno provisional, formado tras la caída de Luis Felipe, para que adoptara una serie de medidas de signo socialista. Se implicó plenamente en la organización de las movilizaciones obreras, aunque estaba convencido de que el pueblo francés no estaba preparado para asumir el sufragio universal que el gobierno proponía adoptar y, advirtiendo de las nefastas consecuencias que tendría su aprobación -pues consideraba que el pueblo votaría a los partidos tradicionalistas-, pidió la postergación de las elecciones. Éstas, celebradas poco después, confirmaron los temores de Blanqui: los conservadores obtuvieron una aplastante mayoría en la Asamblea Constituyente e iniciaron de inmediato la represión del movimiento obrero. Blanqui fue una de las primeras víctimas de la represión: detenido nuevamente, fue condenado a diez años de cárcel por haber participado en una manifestación obrera el 15 de mayo -manifestación que, de hecho, había desautorizado.

Hasta 1859 no sería liberado. Durante esta nueva etapa de cautiverio, Blanqui escribió lo principal de su doctrina política. Desarrolló su teoría revolucionaria, según la cual la fase violenta del levantamiento social era un paso inevitable y necesario en el camino hacia la liberación de la clase trabajadora. Pero la revolución sólo triunfaría si era dirigida por una vanguardia de profesionales, formada por elementos de la burguesía ilustrada, que impondría una dictadura socialista de carácter temporal para garantizar el éxito de la revolución y la transición eficaz hacia el comunismo. Esta teoría, precedente directo del concepto de vanguardia proletaria de Karl Marx, adolecía de la falta de un análisis profundo de las condiciones económicas a partir de las cuales podría producirse la revolución, lo que la diferencia fundamentalmente de la doctrina marxista. Según la teoría blanquista, la vanguardia revolucionaria se encargaría de desarmar a la clase burguesa, confiscaría la riqueza de la Iglesia y la clase terrateniente y pondría bajo el control del Estado la industria y el comercio. A ese primer estadio revolucionario seguiría el establecimiento de asociaciones agrícolas e industriales y la creación de un sistema educativo que garantizara el acceso del pueblo al control sobre los recursos económicos de la nación.

Tras su liberación, Blanqui continuó organizando sociedades secretas, lo que le llevó de nuevo a la cárcel en 1861. Permaneció en prisión cuatro años, hasta que consiguió escapar a Bélgica en 1865. Desde su celda y, posteriormente, desde su exilio forzoso en Bruselas, Blanqui, a quien comenzaba a conocerse como l'énfermé (el encerrado), vio cómo se desarrollaban acontecimientos de gran trascendencia para la historia del movimiento social francés, en los que no pudo participar de forma directa: los obreros parisienses fueron masacrados en las barricadas en junio de 1848; el 2 de diciembre de 1851 Luis Napoleón Bonaparte perpetró con éxito un golpe de Estado que restauró no sólo el régimen monárquico, sino también el Imperio francés; y, entretanto, la revolución industrial iba creando las condiciones necesarias para el crecimiento de un verdadero movimiento obrero en Francia. Blanqui analizó estos acontecimientos en sus escritos de esta época, recogidos a título póstumo en el libro Crítica social.

A pesar del riesgo que ello implicaba, Blanqui viajó a menudo en secreto a París después de 1865. En la capital francesa comenzaban a organizarse grupos blanquistas, formados mayoritariamente por estudiantes, pero que, con el tiempo, irían infiltrándose en los medios obreros parisienses. En 1867-1868 escribió su Instruction pour une prise d'armes, obra en la que desarrollaba sus ideas tácticas acerca de la lucha de guerrillas en los medios urbanos. En 1870, cuando Francia fue derrotada estrepitosamente en la guerra contra la Prusia del canciller Bismarck, Blanqui regresó por fin a París para unirse al movimiento insurreccional que preparaba el derrocamiento de Napoleón III. El 4 de septiembre de 1870, en el transcurso de una revolución pacífica, se proclamó la Tercera República, después de que Napoleón fuera derrotado y hecho prisionero en Sedán. Los grupos blanquistas participaron activamente en la insurrección republicana. Sin embargo, la crítica situación que vivía París ante el avance de los ejércitos prusianos postergó en el ánimo de Blanqui la puesta en marcha de medidas de índole social.

En efecto, Blanqui se mostró en esos momentos como un ardiente defensor de la patria francesa frente al invasor germánico. Organizó un club y fundó un periódico, a los que dio el significativo nombre de La Patrie en danger (La patria en peligro). A través de ellos lanzó un llamamiento a la población parisiense para que se uniera frente a la invasión alemana y apoyara las medidas del gobierno provisional dirigido por el moderado Adolphe Thiers. Al mismo tiempo, colaboró en la organización de la defensa de la capital, demostrando grandes dotes de táctico militar. Sin embargo, pronto se convenció de que el gobierno provisional no era capaz de movilizar los recursos adecuados para salvar París de la ofensiva prusiana. El 31 de octubre de 1870 los grupos blanquistas intentaron, sin éxito, derrocar al gobierno provisional. Una nueva intentona insurreccional fracasó el 22 de enero de 1871.

Después de que se produjera la capitulación de París y de que las elecciones del 8 de febrero de 1871 dieran la victoria a los conservadores, Blanqui se refugió en el campo, pero fue arrestado el 17 de marzo por su participación en la revuelta del 31 de octubre. Al día siguiente estallaba la rebelión conocida como Comuna de París, en la que los grupos blanquistas desempeñaron un papel importante. A pesar de encontrarse en prisión, Blanqui fue elegido presidente del gobierno revolucionario de París. Sin embargo, el gobierno de Adolphe Thiers se negó a liberarle. Tras la sangrienta represión de la Comuna, Blanqui se convirtió en un símbolo para los socialistas de toda Europa, que luchaban por obtener la amnistía de los cientos de communards encarcelados. En las elecciones de abril de 1879, estando todavía en prisión, Blanqui fue elegido diputado por Burdeos. Su elección no fue reconocida, pero la presión social obligó al gobierno a concederle el perdón poco después. Aun siendo un hombre de avanzada edad, durante los dos años siguientes Blanqui continuó en primera línea de la lucha política, a través de sus artículos periodísticos y de la actividad en diversas organizaciones socialistas. Murió en París, víctima de una apoplejía, a la edad de 75 años.

Después de su desaparición, los grupos blanquistas se acercaron a las organizaciones marxistas, fundando en 1881 el Comité Revolucionario Central, que en 1898 se convirtió en el Partido Socialista Revolucionario.

Bibliografía

  • BERNSTEIN, S. Auguste Blanqui and the Art of Insurrection. Londres, 1971.

  • DOMMANGET, M. Les Ideés politiques et sociales d'Auguste Blanqui. París, 1957.

Autor

  • Victoria Horrillo Ledesma