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LiteraturaBiografía

Antonio, Nicolás (1617-1684).

Escritor, bibliógrafo y erudito español nacido en Sevilla el 28 de julio de 1617 y fallecido en Madrid el 13 de abril de 1684. Estudió en Sevilla varias disciplinas, entre ellas Teología, que cursó con los dominicos del Colegio de Santo Tomás; en esos años, tuvo como maestro al sabio dominico Francisco Giménez. En la Universidad de Sevilla, siguió un año de Derecho Canónico; en 1636, pasó a la Universidad de Salamanca, de la que egresó con el grado de bachiller en 1639. Instalado de Sevilla en el monasterio de San Benito, se dio a leer con avidez, sacando especial provecho de la biblioteca del abad, fray Benito de la Serna. En esa época, comenzó y abandonó a poco (al conocer que sobre ello trabaja el sabio Antonio Agustín, que no debe confundirse con el arzobispo tarraconense del siglo anterior) una investigación titulada Los nombres propios que figuran en las Pandectas.

En Madrid, recibió el hábito de la Orden de Santiago; a esta ciudad volvió poco después con el propósito de conseguir algún beneficio o empleo en alguna materia próxima a sus intereses. Sus desvelos se vieron satisfechos, al menos en parte, con el nombramiento por Felipe IV como agente agente general del rey en Roma. Por ello, se instaló en la Ciudad Eterna en octubre de 1660; en Roma, el inquisidor general Diego Arce Reinoso le dio nombramiento adicional de agente del Santo Oficio; por fin, en Roma también hizo las veces de agente para Sicilia, Nápoles y Milán. En los años siguientes, consiguió varios beneficios eclesiásticos en Sevilla, con ración en la catedral desde 1663 y una canonjía en 1664 que, a su muerte, pasó a su sobrino, Nicolás Antonio de Conique. Todavía en 1678, Carlos II lo nombró fiscal del Real Consejo de la Cruzada.

El dinero que logró reunir a través de sus múltiples oficios le sirvió para hacerse con una magnífica biblioteca, compuesta por más de 30.000 libros; para hacerse una idea de lo que representaba esa cifra, vale decir que, en Roma, era la segunda en volumen tras la Vaticana. Tan magnífica colección de libros regresó a España con su dueño en 1679, concretamente a Madrid, donde Nicolás Antonio fue fiscal desde el 14 de enero de 1679. Años más tarde, moría de apoplejía y era enterrado en la iglesia franciscana de la Casa del Espíritu Santo de Madrid.

El primer intento serio de documentar todos los libros escritos en España, desde los tiempos de Octavio Augusto hasta su época, se pone de relieve en su obra Bibliotheca Hispana vetus et nova, de la que sólo logró publicar en vida la Bibliotheca Hispana nova, impresa en Roma en 1672 bajo el título Bibliotheca Hispana sive Hispanorum qui usquam unquamve sive latina, sive populari, sive aliqua quavis lingua scripto aliquid consignaverunt... De his agit qui post annum saecularem MD usque ad praesentem diem floruere. Aquí, Nicolás Antonio abarca desde el año 1500 hasta 1670.

Por su parte, la Bibliotheca hispana vetus, que cubre la amplia cronología arriba indicada, quedó manuscrita y pasó a manos de sus herederos, quienes la entregaron al cardenal Sáenz de Aguirre, responsable finalmente de su publicación. Corregida por Manuel Martí, sobrino del anterior, apareció póstuma en Roma, en 1696, con una dedicatoria al papa Inocencio XII. En 1783, Gregorio Mayáns volvió a editar la obra, pocos años de que viese la luz la magna edición completa de 1788, publicada por los herederos del impresor Joaquín Ibarra.

La obra de Nicolás Antonio fue corregida y aumentada por Pérez Bayer: Bibliotheca Hispana vetus sive Hispani scriptores qui ab Octaviani Augusti aevo ad annum Christi MD floruerunt... Curante Perezio Bayerio... qui et prologum et auctoris vitae epitomem et notitias adiecit (1788). Además de su opus magnum, de la mano de Nicolás Antonio emanaron De exilio, sive de exilii poena, exulumque conditione et juribus (1641 y 1659) y Censura de historias fabulosas (1742), una investigación publicada póstumamente sobre los falsos cronicones del siglo XVI. Este sabio bibliógrafo comenzó a trabajar sobre una Biblioteca hispano-rabínica de la que sólo se conservan materiales deshilvanados y en forma manuscrita en la Biblioteca Nacional.

Autor

  • AGM